La Unión Europea ha decidido hoy suspender las negociaciones con Rusia para la liberalización de visados y las del nuevo acuerdo marco Bruselas-Moscú, por la escalada en Ucrania. Un Consejo tenso ya que algunos Estados miembros querían imponer sanciones más duras y otros, con enormes inversiones financieras rusas o una gran dependencia energética, prefieren ir más despacio.
«Suspendemos las negociaciones bilaterales para la liberalización de visados con Rusia y las del nuevo acuerdo de asociación», ha anunciado el presidente permanente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, al término de la cumbre extraordinaria que ha tenido lugar hoy en Bruselas, en la que los Veintiocho han tratado de ponerse de acuerdo sobre como mediar en el conflicto entre Ucrania y Rusia.
Los Veintiocho han declarado en un comunicado conjunto que «condenan la violación de la soberanía de Ucrania y su integridad territorial por parte de Rusia» y piden a Moscú que retire sus tropas de suelo ucraniano.
El Presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso ha afirmado que la UE apoya al Gobierno de Kiev y ya ha recordado que el proceso para el acuerdo de asociación prosigue. En la cumbre extraordinaria de hoy los Estados miembros han ratificado la ayuda de 11.000 millones de euros para Ucrania, que se encuentra en bancarrota, bajo la supervisión del FMI.
Los jefes de Estado y de Gobierno han llegado hoy a Bruselas con visiones opuestas sobre cómo enfrentarse a la tensión entre Ucrania y Rusia. Entre aquellos países que estuvieron hasta la caída del muro bajo el yugo de Moscú, el avance ruso sobre Ucrania merece una respuesta fuerte. En cambio, para los países de Europa Occidental el principal objetivo es llevar a Putin al terreno del diálogo para alcanzar una solución política que vaya en el sentido del respeto de la integridad territorial de Ucrania.
La Presidenta lituana, Dalia Grybauskaite, ha denunciado que Rusia está «reescribiendo las fronteras de la posguerra» [de la Segunda Guerra Mundial]. Polonia se encuentra en la línea de su vecina, el país ya pidió dos reuniones extraordinarias de la OTAN bajo el artículo 4, que estipula que cualquier miembro puede convocar encuentros con sus aliados si siente que alguno de ellos está amenazado.
Antes del comienzo de la reunión de jefes de Estado ha habido otra de los mandatarios de los cuatro países de la UE miembros del G8, Alemania, Gran Bretaña, Francia e Italia. Estos países han ratificado que los preparativos para la Cumbre de los 8 países más ricos del mundo siguen congelados. Está previsto que la reunión tenga lugar en junio en Sochi (Rusia).
París, Londres y Berlín, así como otras capitales europeas, quieren enviar un fuerte mensaje a Rusia, considerando inaceptable sus acciones en Ucrania, pero privilegian el diálogo y no cortar los puentes con Moscú.
Por su parte, el primer ministro de Reino Unido, David Cameron, admite que las medidas contra Rusia tendrán consecuencias negativas para la UE, pero hay que responder «contra la agresión».
El primer ministro ucraniano del Gobierno de transición tras la marcha de Viktor Yanukóvich, Arseni Yatseniuk, ha sido invitado a participar en una parte del encuentro de los 28 mandatarios de la UE.
Durante la rueda de prensa, ha declarado que considera «ilegítima» la decisión del parlamento de Crimea de pedir su adhesión a Rusia, tal y como ha votado hoy, y ha recordado que el referéndum, que la cámara ha avanzado de nuevo al 16 de marzo, «no tiene bases legales». «Un nuevo muro se está construyendo, y le digo al presidente Putin, 'Señor Putin, tire abajo ese muro, el muro de la intimidación y la agresión militar, y construyamos un nuevo tipo de cooperación'», ha afirmado.
Yatseniuk, ha recordado que Yanukóvich se apropió ilícitamente de hasta 37.000 millones de dólares durante los tres años que ocupó la presidencia del país. La UE anunció ayer que los bienes de Yanukóvich se congelan «en relación con la malversación de fondos estatales ucranianos y su transferencia ilegal fuera de Ucrania».
Entre otros nombres importantes en la lista de bienes congelados se encuentran el antiguo fiscal general Viktor Pshonka; el antiguo jefe de los servicios secretos Oleksandr Yakymenko; y la exministra de Justicia Olena Lukash, así como los hijos de Yanukóvich y Azarov.