«Veré que puedo hacer». Ésta es la postura de la Alta Representante para la Política Exterior europea, Catherine Ashton, ante el desmantelamiento del campamento de protesta saharaui por parte de Marruecos y los posteriores disturbios en El Aaiún.
Ashton ha afirmado que el asunto es muy difícil porque existen diferentes puntos de vista entre los 27, «unas posiciones extraordinariamente enfrentadas». Ha mostrado su profunda preocupación y ha dicho que está dispuesta a tratar la cuestión con la ONU.
El grupo de Los Verdes del Parlamento Europeo ha pedido que tanto el Consejo como la Comisión se pronuncien sobre los acontecimientos provocados por Marruecos . El eurodiputado Raúl Romeva ha dicho que «la UE debe condenar el desmantelamiento del campamento de protesta saharaui, así como lo que está ocurriendo en el centro de El Aaiún, pidiendo de forma urgente, una intervención inmediata de el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas».
El eurodiputado de IU, Willy Meyer, a quien la policía marroquí impidió entrar en El Aaiún, ha afirmado que Marruecos «no quiere testigos» en el Sáhara Occidental y ha pedido a la ministra española de Exteriores que exija de inmediato explicaciones a Rabat.
Meyer dice que la UE tiene que pasar a la acción y replantear «el acuerdo de asociación con Marruecos para que los saharauis puedan ejercer su derecho de autodeterminación con la vigilancia estricta tanto de Naciones Unidas como del gobierno español». Cientos de personas se han manifestado en Madrid ante la embajada de Marruecos para protestar por los sucesos.