El representante especial de Derechos Humanos tendrá un mandato de dos años y medio renovables. Para Ashton la nueva figura ayudará a los 27 a «ser más visible en la lucha por la promoción de los derechos humanos en el mundo». La jefa de la diplomacia europea ha dicho que «está buscando a alguien con experiencia en este campo y con gran conocimiento de la política de la Unión Europea».
El terreno de trabajo sería Naciones Unidas, conferencias o diálogos internacionales de alto nivel. También estaría al frente de los procesos de consulta sobre derechos humanos con terceros países, se ocuparía de asuntos concretos o regiones y países en dificultades y apoyaría la labor desarrollada por la Alta Representante para política exterior. Actualmente hay diez representantes especiales, entre los que destacan los de Afganistán, Oriente Medio, el Norte de África y el conflicto entre los dos Sudán.
El eurodiputado español, José Ignacio Salafranca, ha pedido, que la cámara debe tomar parte en el proceso de designación y renovación del cargo. También ha pedido que la persona designada tenga amplia y probada experiencia en el área de los derechos humanos y que sea una personalidad conocida a escala internacional.
Catherine Ashton ha hecho el anuncio en Estrasburgo, durante la presentación del informe sobre Derechos Humanos de 2011, donde ha hecho especial hincapié en la situación de Siria, la retirada de Afganistán y la tensión que viven Sudán y Sudán del Sur. El PE ha invitado a esos dos países a superar las diferencias y ha aplicar la «hoja de ruta» adoptada en mayo por Naciones Unidas.
Sobre Siria, Ashton ha dicho que «estamos en un momento crítico, mientras la situación se deteriora día a día» y ha instado a la comunidad internacional a redoblar sus esfuerzos para aumentar la presión y aislar al régimen sirio, y ha reiterado su apoyo al enviado especial de la ONU y la Liga Árabe, Kofi Annan.
La representante de exteriores de la UE se ha mostrado preocupada por los límites que Moscú está imponiendo a las concentraciones en Rusia y de las restricciones que ha impuesto en los últimos meses China tanto a las actividades religiosas como educativas en el Tíbet.