Las explicaciones del primer ministro griego, Yorgos Papandreu, para justificar la convocatoria de un referéndum sobre el plan de rescate no han convencido a los líderes de Europa y al Fondo Monetario Internacional.El tramo de 8.000 millones de euros que Grecia iba a recibir en los próximos días se ha suspendido hasta que se despejen las incertidumbres de la consulta y hasta que Atenas apruebe las medidas acordadas por la UE sobre la crisis de deuda en la eurozona.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, con gesto serio, han comparecido ante la prensa para explicar los resultados de la minicumbre celebrada la noche del miércoles en Cannes, en la que han participado además los líderes comunitarios, la directora del FMI y, posteriormente, el propio Papandreu.
La respuesta ha sido contundente. La UE y el FMI no liberarán los 8.000 millones de euros, ya aprobados, que Grecia necesita para pagar salarios y pensiones de forma inmediata, «hasta que Grecia haya adoptado el conjunto del paquete del 27 de octubre y hasta que se haya despejado cualquier incertidumbre sobre el resultado del referéndum», ha dicho Sarkozy. «Queremos ayudar a Grecia y queremos que siga en la eurozona, pero la decisión unilateral que han tomado, ha cambiado las cosas», ha añadido la canciller Merkel.
La UE y el FMI han pedido a Grecia que aclare definitivamente si quiere seguir o no en la moneda única y ahora la respuesta estará en el referéndum que se celebrará el 4 o 5 de diciembre, según el propio Papandreu ha informado a sus socios europeos.
«Estamos dispuestos a ayudar a Grecia porque la solidaridad está en la base de la construcción europea, al igual que el principio de lealtad. Pero ello implica que Grecia cumpla por su parte sus compromisos», ha sentenciado el presidente francés
A la vista de la nueva quiebra que Grecia ha abierto en la estabilidad financiera y en la credibilidad europea, Merkel y Sarkozy han convocado una reunión para este jueves, previa al comienzo de la cumbre del G-20, a la que asistirán los primeros ministros de Italia y España, los países con más peligro de contagio por las dudas sobre Grecia.