En la primera evaluación que ha hecho Bruselas con las nuevas normas de cumplimiento del pacto de estabilidad y crecimiento, para comprobar las medidas de los países miembros de la UE para combatir el déficit excesivo, se han salvado Bélgica, Chipre, Malta y Polonia, países que estaban en el límite de plazo para corregirlo.
Hungría, sin embargo, se lleva un varapalo de la Comisión y la exigencia de hacer más ajustes. Lo cierto es que formalmente Hungría respetó el límite del 3% de déficit en 2011, pero lo hizo con medidas puntuales y no permanentes para salir del paso, como la transferencia de fondos privados a la seguridad social. Sin esas medidas, según Bruselas, el déficit público se habría situado en el 6% del PIB.
El comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, ha indicado que el déficit se mantendrá dentro del límite del 3% en el 2012 gracias a nuevas medidas excepcionales de efecto puntual, pero que las finanzas públicas continuarán desequilibrándose. Hungría no forma parte de la moneda única y la Comisión no puede imponer sanciones, pero sí retirar total o parcialmente las ayudas que recibe de Bruselas.
«Hungría podría sufrir una suspensión del fondo de cohesión desde el 1 de enero de 2013. Si no hay medidas correctivas, coordinaré cualquier paso en esa dirección con mi colega (el comisario de Politica Regional) Johannes Hahn», ha anunciado Rehn.
Al expediente económico contra Budapest, podría unirse además un expediente político en forma de procedimiento de infracción porque la Comisión Europea entiende que la nueva Constitución húngara, que entró en vigor el uno de enero, vulnera aspectos de la normativa europea, especialmente, la independencia del Banco Central de Hungría, la independencia judicial y la de la autoridad responsable de la protección de datos.
Como medida cautelar, Bruselas ya ha suspendido las negociaciones que la UE y el FMI mantienen con el gobierno de Budapest para acceder a un préstamo con el que hacer frente a sus necesidades de financiación, unos 5.000 millones de euros que corresponden al vencimiento de su deuda. La decisión se tomará en los próximos días, aunque el gobierno de Budapest ya ha visto las orejas al lobo y ha ofrecido revisar los aspectos que se han cuestionado.