Los embajadores de los 27 han cerrado el acuerdo que este lunes rubrican los titulares de Exteriores y que, además del embargo de petróleo, incluye otras sanciones financieras contra la República islámica.
Los países de la UE no podrán ya hacer nuevos contratos de compra de petróleo iraní y se abre un periodo hasta el próximo uno de julio para cumplir los compromisos ya existentes. Reino Unido, Francia y Alemania son los países que más han presionado para adoptar las sanciones que, en un principio, han contado con la oposición de Grecia, por ser el país que más depende del petróleo iraní. Pero también España e Italia, que han conseguido un periodo de transición para tener nuevos proveedores
El ministro español de Exteriores, José Manuel García-Margallo, ha reconocido que «España es de los grandes sacrificados porque recibimos alrededor del 20% de nuestro suministro». Sin embargo, las empresas españolas del sector «aseguran que hay alternativa». «Entendemos que la seguridad de la zona es prioritaria y, por tanto, estamos dispuestos a hacer este sacrificio para conseguir la unanimidad en Europa», ha dicho el ministro a su llegada al Consejo de Bruselas.
La responsable de la diplomacia europea, Catherine Ashton, afirma que la medida tiene por objetivo que Irán «se tome en serio» las peticiones de volver a las negociaciones, interrumpidas el año pasado en Estambul. La cuestión es que el régimen de Amadineyah acepte la tutela internacional sobre un programa nuclear pacífico.
Las sanciones internacionales repercuten ya en la economía iraní, pero Teherán quiere aparentar una posición de fuerza y, en las últimas semanas, ha presionado a Occidente con la amenaza de cerrar el estrecho de Ormuz, como represalia, y ha provocado una escalada de tensión con Estados Unidos. Sin embargo, muchos observadores consideran que esa medida tendría más perjuicios que ventajas para el país.