El ministro griego de Finanzas, Evangelos Venizelos, ha calificado de «positiva y productiva» la primera reunión con la troika de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional. El político griego confía en convencer a la misión internacional de que esta vez sí se producirán recortes efectivos y que su informe permitirá liberar los 8.000 millones de euros, sexto tramo del primer rescate griego, que se necesitan en unas semanas para evitar la suspensión de pagos.
La misión de expertos internacionales abandonó Atenas el pasado 2 de septiembre, tras comprobar que los recortes de déficit y las medidas económicas decididas no eran suficientes para hacer el nuevo préstamo del rescate.
Entre los ajustes aprobados ahora está poner en la reserva a 30.000 funcionarios, que cobrarán solo el 60% del salario. Si en un año no encuentran otro trabajo, serán despedidos. Es la principal medida que exhibe Papandreu, pero se ha encontrado a última hora con problemas legales para aplicarla.
Este jueves el consejo de ministros griego aprobó medidas adicionales para evitar la desviación del déficit: «Ahora nos inspeccionan incluso por un desvío de unos 2.000 millones de euros y por el cual tenemos que asumir medidas adicionales que son difíciles y muchas veces dolorosas», ha dicho Papandreu.
El primer ministro se encuentra entre la presión internacional y la de los trabajadores griegos que han recibido con protestas la llegada de la troika a Atenas. El sindicato de funcionarios Adedy asegura que «los trabajadores inician hoy una batalla para cambiar las políticas del Gobierno, que conducen a recortes y despidos».