«El agua comenzó a subir por la noche y por la mañana nos llegaba a la cadera» cuenta una mujer a Jehangir Khan de la FAO. Rahad está en un campamento con otras 500 personas de su distrito. En su desconsuelo narra como su casa se derrumbó y el agua se llevó sus pertenencias y su ganado. Su aldea está convertida ahora en un lago en el que lo único que hace pensar que allí hubo casas son los restos que flotan.
Es una de las muchas historias de estas personas que se han visto de la noche a la mañana sin techo, sin comida y sin saber qué hacer ni adonde ir.
La ONU anuncia que ya se ha conseguido casi la mitad de los 358 millones de euros que se necesitan, en principio, para hacer frente a la catástrofe. Ban Ki-moon se trasladó personalmente a Pakistán y ha presionado a los donantes ante la magnitud de la tragedia. Pero de momento, la ayuda sólo ha llegado a una parte muy pequeña de los damnificados que necesitan de forma desesperada agua potable y comida. La superficie afectado, dice Maurizio Giuliano portavoz de Naciones Unidas, «equivale a Austria, Suiza y Bélgica juntas. Es bastante escalofriante.»
Centenares de localidades han quedado aisladas por el agua, numerosas carreteras y puentes están cortados y miles de cabezas de ganado se han ahogado. Hasta 3,5 millones de niños podrían estar en peligro de contraer enfermedades mortales transmitidas por el agua contaminada y los insectos según alerta la ONU, que está haciendo llegar fondos del CERF (Fondo Central de Respuesta a Emergencias). Ya se han detectado varios casos de cólera y brotes de otras epidemias.
Pakistán es el décimo país que más dinero recibe del fondo de emergencias de la ONU desde que este se creó en 2006 pese a las acusaciones de corrupción al Gobierno y de la posibilidad, siempre latente, de que las ayudas lleguen a los grupos radicales antes que a los ciudadanos. Ahora, con la catástrofe el problema se ha recrudecido ante la falta de respuesta del Gobierno paquistání. El presidente, Alí Asif Zardari, estaba de gira en Europa cuando comenzaron las inundaciones y no interrumpió su viaje. Volvió a su país más de una semana después de que sucedieran las peores inundaciones en 80 años. Mientras, la oposición y grupos radicales, como Jamaat-e-Islami, Jamaat-ud-Dawa y Sipah-e-Ssahaba han asumido labores de asistencia con bastante eficiencia y han instado al Gobierno para que no acepte ayuda de occidente.