Entre ellas se menciona especialmente el impacto sobre asuntos sensibles como la guerra civil en Siria, el programa nuclear de Irán y la tan comentada reducción de los arsenales atómicos.
De hecho, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, decidió el miércoles 6 posponer la reunión prevista para comienzos de septiembre en Moscú con su par ruso Vladimir Putin.
Rusia, además de China, ya vetaron cuatro resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, propuestas por Estados Unidos y otros países occidentales, contra el régimen sirio de Bashar al Assad.
Así, las posibilidades de imponer más sanciones contra Damasco ahora parecen más remotas que antes. «Las tirantes relaciones entre Washington y Moscú reducirán más la ya disminuida acción del Consejo de Seguridad», alerta un diplomático asiático que no ha querido revelar su nombre. Asimismo, la conferencia de Ginebra sobre Siria parece ser otra víctima de esta situación.
La tensión también coincide con la realización de la primera reunión de alto nivel de la Asamblea General de la ONU sobre desarme nuclear, prevista para el 26 de septiembre.
En un discurso pronunciado en junio en la berlinesa Puerta de Brandeburgo, el mandatario estadounidense reclamó un recorte drástico de las armas atómicas, lo cual formaría parte de la agenda para la cumbre nuclear de 2016.
Tilman A. Ruff, uno de los presidentes del International Steering Group y miembro de la junta australiana de la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares, nos dice que las diferencias entre las dos máximas potencias mundiales por el asilo de Snowden podría ser utilizado por Washington como pretexto para no avanzar en cuestiones de desarme.
«Por eso los 184 estados miembro de la ONU que no tienen armas nucleares deberían dejar de ser rehenes de los nueve que sí las tienen», recalca. «Deberían tomar el relevo y comenzar las negociaciones para logar un tratado que las prohíba, allanando así el camino hacia su erradicación», opina Ruff, que es también profesor asociado del Instituto Nossal para Salud Global, de la australiana Universidad de Melbourne.
Además de China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia, los miembros permanentes del Consejo de Seguridad con poder de veto, también cuentan con armas nucleares India, Israel, Pakistán y posiblemente Corea del Norte.
Pero Rebecca Johnson, directora ejecutiva de Acronym Institute for Disarmament Diplomacy, no es tan pesimista. «No va a ser un regreso a la Guerra Fría», afirma. «Están en juego demasiados intereses comunes entre Estados Unidos y Rusia como para tirarlos por la borda por el asilo que Moscú le concedió a Snowden.
Putin tuvo durante 11 años en la cáercel al analista nuclear ruso Igor Sutyagin y está tan interesado como Estados Unidos en evitar la publicidad de prácticas y errores de seguridad e inteligencia. «Aunque Estados Unidos y Rusia mantengan una disputa pública por Snowden, sus principales intereses bilaterales serán mantener cierto tipo de relación capaz de reducir sus arsenales», opina Johnson.
Cada vez más gobiernos se muestran preocupados por las consecuencias humanitarias de las armas nucleares, y ambas potencias querrán hacer una fuerte demostración de solidaridad entre los miembros del Consejo de Seguridad en la reunión de alto nivel de la ONU con la esperanza de contener las reclamaciones para prohibir este tipo de armamento.
Ruff dice que las armas nucleares suponen un peligro mortal sin igual para cualquier persona, sin importar su lugar de residencia.
Con 16.200 armas nucleares, alrededor del 94 por ciento de las 17.270 que hay en el mundo, Estados Unidos y Rusia tienen la responsabilidad de eliminar esta amenaza existencial.
«Sin embargo, los dos desarrollan nuevas armas nucleares y gastan juntos más de 75.000 millones de dólares anuales en modernizar sus arsenales, una clara señal de que planean guardarlas de forma indefinida», observa Ruff.
Erradicar el armamento atómico es la prioridad global más urgente y no se debe arrumbar por otros asuntos, subraya el especialista, que es también asesor médico de la Cruz Roja de Australia.