El Consejo Constitucional, del que forman parte los expresidentes, considera que Sarkozy se excedió en los gastos de la campaña electoral de 2012 en más de medio millón de euros según lo previsto por la legislación.Durante la campaña el exmandatario gastó 23,1 millones de euros, frente al techo autorizado de 22.509.000 euros. Al rebasar esa cifra no cobra el 47,5% que el gobierno le habría otorgado. Sakozy se quejaba este viernes de que «se aplica un principio nuevo: por un exceso de 400.000 euros, es decir, el 2,1% de las cuentas de la campaña, se aplica una sanción del 100%, es decir 11 millones de euros».
El político conservador, que dimitió de su cargo del Consejo, lo comentó en su cuenta de Facebook, en la que incluía un enlace para hacer la donación al partido. «Esta situación inédita en la V República pone en peligro la formación que debe preparar la tan necesaria alternancia al socialismo», escribía Sarko.
La respuesta de los afiliados ha sido inmediata, y en unas pocas horas se han recogido un millón de euros, con una aportación media de cien euros, según ha explicado la tesorera del principal partido de derechas francés, actualmente en la oposición. El partido necesita unos 10,6 millones de euros lo que significaría que cada uno de los 315.000 militantes deberían aportar unos 35 euros cada uno.
No es el único escándalo que salpica las campañas electorales de Sarkozy. Está inculpado oficialmente por la Justicia francesa en el espectacular escándalo de la presunta financiación de su campaña electoral de 2007 por haber recibido una importante suma de dinero de la heredera del imperio L'Oréal, Liliane Bettencourt. Otros problemas de la derecha francesa con la justicia afectan a la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, quien está bajo sospecha de haber favorecido a un tránsfuga de los negocios, el empresario Bernard Tapie, con un arbitraje que le concedió una indemnización de más de 400 millones de euros.
Además de esos escándalos, los sindicatos de Air France denunciaban esta semana que los recortes económicos de la compañía no afectaban a los exmandatarios franceses. Los trabajadores denunciaban que la ex primera dama, Carla Bruni, había volado gratis hasta Nueva York, mientras a ellos les recortaban el salario y parte de sus derechos laborales.