El conflicto entre Rusia y Ucrania, pone en riesgo una vez más el suministro de gas a la UE, ya que el Gobierno ruso amenazó con cortarlo si se le imponían sanciones disciplinarias. Para estudiar la situación en el peor de los casos se ha realizado este estudio, el cual contempla diferentes situaciones por un período de seis meses, como por ejemplo, si se lleva a cabo una suspensión total de la importación de gas.
En caso de que se produjera tal escenario, los países que se verían afectados son Finlandia, Estonia, Bosnia-Herzegovina, Serbia y la antigua República Yugoslava de Macedonia, que perderían el 60% del suministro de gas. Esto supondría que gran parte de los hogares podrían sufrir una situación de pobreza energética sin calefacción y quedarían abandonados a merced del frío inverno. Por su parte, la UE ha insistido en que los países trabajen juntos dejando de lado medidas puramente nacionales, para que ninguna de las familias se vean afectadas por esta situación.
Los Estados miembros y los países vecinos estudian una amplia serie de medidas que van desde la diversificación de sus suministros, a la utilización de stocks estratégicos, pasando por la reducción dela demanda energética, o un cambio de combustibles cuando sea posible. A pesar de esta propuesta esbozada por el informe, la realidad es que estos planes están limitados a los mercados nacionales que recurren a medidas intervencionistas muy rápidamente.
Si el mercado energético funciona los precios pueden atraer nuevos suministros indirectamente y esto facilitará la disminución de la demanda; la utilización comercial de las reservas permitirá equilibrar la oferta y la demanda.
La UE importa cerca del 53% de la energía que consume, un 90% de esas importaciones corresponden al petróleo, seguido del gas natural 66% y por último de los combustibles sólidos un 42% y energía nuclear el 40%. La mitad aproximadamente del consumo de energía primaria, el 48 % y un 40% de la energía nuclear se utiliza para calefacción y agua caliente.