No obstante, pudimos conocer un elemento clave del potencial acuerdo: Irán estaría dispuesto a implementar el Protocolo Adicional de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA).
Elementos de la propuesta iraní
El vicecanciller iraní Abbas Araqchi, quien asumió la representación de su país en las conversaciones después de que Zarif presentó la propuesta, aseguró en diálogo exclusivo con IPS que Teherán está abierto a adoptar el Protocolo Adicional como parte de un acuerdo final.
«El Protocolo Adicional será parte del resultado final», nos dijo Araqchi este jueves en el vestíbulo de su hotel en Ginebra. «Estará sobre la mesa, aunque no por el momento, sino que será parte del resultado final».
En opinión de los analistas, es fundamental que Irán acepte estándares de seguridad avanzados para su plan de desarrollo atómico. «El Protocolo Adicional es la única forma que hay de asegurar que no haya actividades clandestinas», dijo Ali Vaez, experto en Irán del Grupo Internacional de Crisis.
Este instrumento «le da a la AIEA acceso a todas las partes del ciclo del combustible nuclear. Podrá realizar inspecciones por sorpresa con dos horas de aviso previo en instalaciones declaradas de Irán y con 24 horas en instalaciones no declaradas», señaló.
Otro estudioso del tema iraní,Trita Parsi, recuerda que Teherán ya había comenzado a aplicar el protocolo en 2003 como parte de una negociación con el grupo UE-3 (Alemania, Gran Bretaña y Francia) para adoptar criterios objetivos que rigieran el programa de enriquecimiento de uranio.
Pero esas gestiones fracasaron, en parte por las fuertes objeciones del entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush (2001-2009), y por tanto Teherán dejó de adherirse al protocolo en 2006.
«Europa ya había conseguido lo que buscaba: Irán dejó de enriquecer uranio y adoptó el protocolo», nos dijo Parsi. «Esta es una de las razones por las cuales los iraníes (ahora) quieren establecer con anticipación cuál es el objetivo» de las conversaciones, señaló.
Pistas de un potencial acuerdo
«Nunca había tenido conversaciones tan intensas, detalladas, francas y sinceras con la delegación iraní», dijo un alto funcionario estadounidense a periodistas en Ginebra, y confirmó que el diálogo se retomará en esta misma ciudad suiza el 7 y el 8 de noviembre. «Diría que estamos iniciando ese tipo de negociaciones para llegar a un lugar donde uno puede imaginar que un acuerdo es posible», añadió.
El funcionario estadounidense reconoció que aún persisten «serias discrepancias», pero añadió: «Si no hubiera diferencias, esto se habría resuelto hace mucho tiempo».
Zarif, que abandonó Ginebra con un grave dolor de espalda, destacó en conferencia de prensa este miércoles que había participado en «negociaciones sustantivas y con visión de futuro».
«Percibimos que los miembros (del P5+1) también han mostrado la voluntad política necesaria para impulsar el proceso, y ahora tenemos que concentrarnos en los detalles», declaró el ministro iraní en inglés, sentado en una silla de ruedas, una vez concluida la sesión plenaria final.
Ginebra fue escenario de varios avances. La reunión a puerta cerrada el martes 15 entre la subsecretaria de Estado de Estados Unidos para Asuntos Políticos, Wendy Sherman, y el vicecanciller iraní Abbas Araqchi, fue la primera desde 2009.
Teherán y Washington ya habían hecho historia el mes pasado cuando el secretario de Estado estadounidense John Kerry se reunió con Zarif durante 30 minutos cuando ambos asistieron a la sesión anual de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas.
«Nuestra discusión bilateral de ayer fue útil», dijo otro funcionario estadounidense este miércoles. Otra novedad importante fue que las conversaciones de Ginebra se llevaron a cabo por primera vez completamente en inglés.
«El ritmo de la discusión es mucho mejor», dijo un alto funcionario estadounidense a periodistas, pues permite «tener realmente el tipo de ida y vuelta que uno quiere en una negociación».
Posibles desenlaces
Después de insistir en que no comentaría los detalles de su propuesta, Zarif aclaró que su país no va a implementar el Protocolo Adicional en esta etapa. «Esos temas están sobre la mesa» y «se están discutiendo y así seguirán en varias etapas del proceso», señaló.
«Queremos garantizar el derecho de Irán a la tecnología nuclear y asegurarle a la otra parte en la mesa (de negociaciones) que nuestro programa atómico es pacífico», dijo el martes Araqchi. «El primer paso implica reconstruir la confianza mutua y abordar las preocupaciones de ambas partes», explicó. El proceso podría necesitar también las «las herramientas de verificación» de la AIEA, reconoció.
El paso final será una «fatua» (edicto religioso) del líder supremo iraní, Alí Jamanei, prohibiendo la construcción o la posesión de armas nucleares. Ese será «el punto más importante» del proceso, señala Araqchi.
«Irán usará sus propias instalaciones nucleares, incluyendo su reactor atómico de investigación, con fines pacíficos», subrayó, y añadió que la última fase de la propuesta iraní también incluye «el levantamiento de todas las sanciones» contra Teherán.
Las sanciones siguen siendo clave
Otra novedad de estas conversaciones en Ginebra es la «declaración conjunta» de Zarif y de la alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Catherine Ashton.
El texto anuncia que especialistas en sanciones participarán en una reunión de «expertos» que se celebrará antes de la nueva ronda de diálogo en noviembre, con el fin de «atender las diferencias y considerar pasos prácticos». Es también la primera vez que la delegación estadounidense incluye a expertos en sanciones.
Pero todavía está por verse qué tipo de alivio de sanciones está dispuesto a ofrecer el P5+1, así como los plazos para ponerlas en práctica, en el marco de un acuerdo general que incluya medidas para fomentar la confianza.
La insistencia de Irán en que su derecho a enriquecer uranio en su propio suelo y con fines civiles debe estar consagrado en cualquier acuerdo final sigue siendo un gran problema para el Congreso legislativo de Estados Unidos, donde el lobby israelí ejerce gran influencia. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, lleva adelante desde hace semanas una campaña contra un acuerdo que no obligue a Teherán a renunciar a cualquier tipo de programa atómico.
El 10 de este mes, el presidente estadounidense Barack Obama recibió una carta en la que 10 senadores clave, tanto opositores como oficialistas, afirman estar «listos para avanzar hacia nuevas sanciones con el fin de incrementar la presión sobre Teherán» en los próximos días.
El funcionario estadounidense que habló con la prensa en Ginebra informó que en las próximas semanas se llevarán a cabo reuniones a puerta cerrada entre representantes del gobierno de Obama y congresistas. «Al final, la prerrogativa la tendrán ellos (los legisladores), pero tengo confianza en que seguiremos siendo socios con el mismo firme objetivo, que creo tenemos las dos partes», dijo el funcionario.
Habrá asimismo, anunció esta fuente, contactos con aliados clave de Washington, como Arabia Saudita e Israel, escépticos e incluso contrarios a cualquier acuerdo que permita a Irán continuar con el enriquecimiento de uranio.