Capas de armiño para los lores y trajes de calle para los comunes. Ante esa audiencia, la reina de Inglaterra ha anunciado que el gobierno británico incluye entre sus prioridades la reforma de la Cámara de los Lores, para reducir los 800 miembros actuales y que el 80 por ciento de ellos sean elegidos por un sistema proporcional. Hasta ahora los lores son designados por la Reina por recomendación del primer ministro o por herencia aristocrática.
A pesar de que la medida esté entre los proyectos supuestamente inmediatos del gobierno, es dudoso que salga adelante a corto plazo por la oposición de los tories a modificar un sistema tradicional que no contempla la elección directa de los miembros de la Cámara Alta.
Al margen de este asunto, que ha levantado polémica en la prensa británica, el discurso de la Reina se ha movido en los límites esperables: 19 iniciativas legislativas para controlar el déficit y fomentar el crecimiento. Para conseguirlo, el primer ministro, David Cameron, prepara nuevas leyes laborales y reformas en temas de familia, pensiones, sistema bancario y comunicaciones.
En este último asunto, y a pesar de una fuerte oposición de los defensores de derechos civiles, conservadores y liberales siguen adelante con sus planes para que la ley permita a los servicios secretos interceptar mensajes de los ciudadanos a través de internet.