La reforma laboral española cumple un año desde su entrada en vigor. En ese tiempo el paro ha aumentado en casi 672.000 desempleados, llegando a la cifra de seis millones de personas sin empleo. En 2012 se han destuido 850.000 puestos de trabajo. La reducción de las indeminización por despido improcedente o por despido objetivo, han sido las modalidades más utilizadas por los empresarios.
Analistas y sindicalistas consideran que el aumento del paro es un ejemplo claro de que esas políticas laborales no han servido para reactivar la economía. El gobierno defiende la bonanza de la reforma.
Los sindicatos españoles consideran que la nueva legislación laboral se ha convertido en una «máquina de destruir empleo». La tasa de paro ha aumentado un 13 por ciento. El ejecutivo defiende que era necesaria para reactivar la economía y la califica como «la más profunda y ambiciosa que se ha acometido en España». Entre los cambios más importantes está la reducción y las indemnizaciones por despido improcedente que rebaja las remuneraciones de 45 a 33 días por año trabajado, con un máximo de 24 mensualidades frente a las 42 establecidas hasta entonces. En el caso de los despidos objetivos -por causas económicas u organizativas- la indemnización se sitúa en 20 días por año trabajado.
Unas medidas que se han impuesto como norma en la mayoría de los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) que aumentaron el año pasado en un 66,25 por ciento en relación a 2011 y que han afectado a 407.000 trabajadores, un 45,8 por ciento más que en 2011. Según datos del ministerio de Trabajo, ese año hubo 29.958 ERE, de los que la mayoría (27.239) fueron pactados, 12.784 acabaron en suspensión temporal y 10.534 en reducción de jornada.
El gobierno español del Partido Popular (PP) dice que si la reforma laboral se hubiera llevado a cabo un año antes, cuando gobernaba el partido socialista (PSOE), se habría destruido la mitad de empleo. Una idea que comparte la patronal española (CEOE), que explica que la reforma actual introduce elementos de flexibilidad que no existían. La organización empresarial asegura que éstas suelen funcionar cuando la situación económica es normal. Algunos economistas señalan que aunque las cifras son negativas, «han quitado a los empresarios el miedo a contratar» y los beneficios se notarán cuando se recupere la economía.
No son de la misma opinión los sindicatos mayoritarios en el país, UGT y CC.OO. Para el secretario general de la UGT, Cándido Méndez, no se ha conseguido ninguno de los objetivos y ha aumentado la destrucción de empleo. Para CC.OO ha provocado más conflictividad social. Para Fernando Lezcano, secretario de comunicación de este sindicato, además ha devaluado los salarios.
Las protestas en la calle han sido una contestación continua contra las medidas de austeridad como consecuencia de las reformas laborales que se han llevado a cabo en los países más afectados por la crisis: Irlanda, Grecia, Portugal, Italia y España. Este sábado en Irlanda miles de personas se han manifestado en las seis ciudades más importantes, para rechazar las medidas de recortes del gobierno y en Portugal un grupo de manifestantes protagonizaron un carnaval de protesta ante la sede del Fondo Monetario Internacional en Lisboa.