«Cuanto antes, mejor», ha dicho Wilders a los periodistas cuando se le ha preguntado por la posibilidad de adelantar los comicios, después de saber que el gobierno minoritario de liberales y demócratas le responsabilizaba del fracaso en las negociaciones y de dejar en la estacada a 16 millones de holandeses. El líder del partido xenófobo ha declarado que «no queremos que nuestros pensionistas sangren solo por cumplir con los dictados que vienen de Bruselas».
Wilders es solo un socio parlamentario y el ejecutivo podría buscar nuevas fórmulas para seguir adelante, pero el primer ministro ya ha informado a la reina Beatriz y se espera que la decisión de convocar a las urnas se haga oficial el próximo lunes tras la celebración de un consejo de ministros extraordinario.
Desde el 5 de marzo, los tres partidos negociaban un duro paquete de ajuste presupuestario, estimado en unos 15.000 millones de euros, tras conocerse que el déficit holandés se situaría en el 4,5% en los próximos dos años, un punto y medio más de lo exigido por Bruselas.
El gobierno holandés entra así en una difícil crisis de credibilidad, tras haber sido uno de los principales críticos con los países del sur de Europa por no llevar a cabo drásticos recortes presupuestarios y encontrarse ahora en una situación similar. Las agencias de calificación ya estudian además retirar a Holanda la clasificación AAA .