Habrá más barcos de la OTAN frente a las costas libias, se reforzará la vigilancia aérea, se estudiará un plan de ayuda humanitaria y se harán los preparativos ante la posibilidad de que establezca una zona de exclusión aérea sobre Libia, siempre que haya un mandato de la ONU.
Los ministros de Defensa de la Alianza Atlántica se han reunido este jueves en Bruselas para planificar acciones posibles según se desarrolle el conflicto libio. De momento, se ha decidido aumentar la presencia de buques aliados en el Mediterráneo central. El comandante supremo aliado en Europa, el almirante James Stavridis, decidirá los medios necesarios para reforzar las capacidades de vigilancia en la zona.
La ministra española de Defensa, Carme Chacón, ha dicho que «España ya solicitó hace 15 días que los medios marítimos que tiene la OTAN a su disposición se desplazaran con ese objetivo de vigilancia de la zona libia hacia el Mediterráneo central, cosa que hoy ha ratificado la Alianza».
También se ha dado luz verde a un refuerzo de la vigilancia sobre la situación libia mediante aviones AWACS. Ahora hay ya cinco aparatos que vigilarán las 24 horas del día.
Entre las tareas encomendadas está el control del embargo de armas a Libia, pero se aclara que la resolución de la ONU no permite utilizar la fuerza armada, para lo que sería necesario contar con el mandato del Consejo de Seguridad.
La OTAN también espera decisiones de Naciones Unidas sobre el establecimiento de una zona de exclusión aérea sobre Libia. Ante esa posibilidad, los ministros aliados de Defensa han decidido llevar a cabo una planificación exhaustiva por si hubiera que actuar. «La OTAN está unida, permanece vigilante y preparada para actuar», ha dicho el secretario general, quien también ha dejado claro que la intervención de la OTAN sólo se producirá si se demuestra un valor añadido, cuenta con un mandato legal y con un fuerte apoyo regional.