Desde la Via dei Condotti, sede de la Orden de Malta en Roma, se alcanza a ver el Vaticano. Es una muestra de la estrecha relación que ha existido siempre entre ambos. La Orden Soberana y Militar de Malta es una de las instituciones más peculiares del mundo, una orden católica religiosa que mantiene relaciones diplomáticas con un centenar de países, emite sus propios sellos, matrículas de coches o pasaportes y potencia grupos de ayuda a hospitales y residencias de ancianos en seis continentes. Tiene sus propios ministros de relaciones exteriores, de interior y de salud y su particular código legal, con un tribunal que administra justicia civil y canónica.
La Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén de Rodas y Malta, nació con los primeras cruzadas. En 1113, el Papa Pascual II promulgó una bula que le concedía la protección de la Santa Sede y la independencia de obispos o autoridades seculares. Actualmente está compuesta por 13.500 Caballeros y Damas, que no solo hacen promesa y votos de vida cristiana sino que le aportan importantes fondos económicos para mantener su labor humanitaria.
Fundada a partir de la nobleza europea, la orden trata de deshacerse de la imagen de club de hombres ricos. El Gran Maestre, Frey Matthew (en la vida civil Matthew Festing), tiene carrera militar y fue un reputado subastador de obras de arte en Sotheby, con linaje en la alta nobleza desde el siglo XIV. Tiene un rango similar al de cardenal, aunque no puede votar en un cónclave para elegir Papa.
La Orden, que hace un siglo tenía una docena de Caballeros Profesos, el puesto más alto que se puede alcanzar, ha ampliado ese número hasta los 60, en un intento de ampliar su base social. Frey Matthew, explica que en países tradicionales como Europa, «mantenemos, hasta cierto punto, el estatus nobiliario, pero en países de Australia, América y Asia, lo hacemos de forma diferente».
Los socios aportan una cuota anual de decenas de miles de euros e incluso, durante siglos, muchos miembros has donado sus bienes a la orden. Su estrecha relación con el Vaticano queda patente con los fastuosos actos organizados para este fin de semana, entre ellos una misa oficiada por Benedicto XVI.