El líder de los socialdemócratas suecos, Estefan Löfven, celebró los resultados obtenidos asegurando que «el pueblo sueco quería un cambio y ahora tendrá un cambio». La coalición encabezada por el partido socialdemócrata obtuvo el 43,7% de los votos, de los cuales, el 31,2% pertenecen a la formación de Löfven, el 6,8% al Partido Verde y el 5,7% al Partido de Izquierda.
Por otro lado, el saliente primer ministro y líder del partido moderado Fredik Reinfeld, obtuvo el 23,3% de los votos, mientras que sus aliados de centro lograron el 6,2%, los liberales el 5,4% y los cristianodemócratas el 4,6%. Con este resultado total del 39,5% el conglomerado se sitúa en segunda posición, por lo que en los próximos días y tras la dimisión de Reinfield, que se había comprometido a ceder el paso a la lista más votada, el socialdemócrata Löfven formará gobierno.
La sorpresa de los comicios la ha dado el partido ultraderechista Demócratas de Suecia, la tercera fuerza política más votada con el 13,3%. Este partido ha centrado su campaña en la lucha contra la inmigración bajo el lema «Mantener a Suecia sueca», un eslogan xenófobo que le ha permitido doblar el número de votos con respecto a las anteriores elecciones. Con estos resultados, la formación liderada por el joven Jimmie Akesson, se configura como una alternativa real frente a los partidos de derechas más tradicionales.
El principal motivo de la victoria de la izquierda ha sido el descontento popular, provocado en gran medida, por el recorte del Estado de bienestar, el aumento del paro juvenil que asciende al 21%, y la mayor presencia del sector privado en la sanidad, la educación y el cuidado de los mayores.
Por su parte, Löfven exsindicalista de 57 años, carece de experiencia parlamentaria pero se ha ganado la confianza de los suecos basando la totalidad de su campaña en recuperar el crecimiento económico y en aumentar los impuestos a las empresas y personas con más medios.