China no quiere que otros países tengan las llaves del tesoro más preciado de la actualidad. No a cualquier precio, cuanto menos y más caro mejor. A pesar de los reiterados llamamientos de la Organización Mundial del Comercio, las restricciones continúan a las cantidades, derechos de exportación y otras exigencias suplementarias, que limitan el acceso de otros países a numerosos productos.
Japón, Estados Unidos y la Unión Europea han decidido avanzar en sus reclamaciones, pedir a la OMC que se forme un grupo especial que estudie el problema.
Las materias primas que China no quiere que salgan de su territorio, las tierras raras, el molibdeno y el tugsteno se utilizan en las industrias verdes y de alta tecnología, en la fabricación de automóviles , en el sector de productos químicos, acero y otros metales.
Las tierras raras, un conjunto de 17 elementos, tienen propiedades únicas como la fosforescencia, la resistencia al calor y magnetismo. Se utilizan para producir sustancias luminiscentes, material óptico, cerámica o polvos abrasivos específicos, que se usan en los aerogeneradores eólicos, catalizadores, motores para vehículos eléctricos e híbridos, dispositivos para pantallas LED LCD y de plasma, discos duros, objetivos fotográficos, baterías industriales, equipos médicos, de tratamiento de agua... y se podrían citar muchos más. Muchas veces no son más que una pequeña parte del producto terminado pero son insustituibles y, aunque lo fueran, el coste del producto aumentaría mucho. China tiene casi el 97 por ciento de la producción mundial, prácticamente el monopolio.
El tugsteno, es un metal muy duro que se utiliza en la fabricación de herramientas de carburo y de acero que se utilizan para obtener altos niveles de producción en la industria. Se usa en las tecnologías de iluminación, electrónica, ingeniería energética, del automóvil, aeroespacial y médica. China tiene el 91 por ciento de la producción mundial.
El molibdeno es un elemento metálico que tiene una temperatura de fusión muy elevada, se utiliza para aumentar la resistencia al calor de materiales con los que se fabrican filamentos para bombillas y para siderurgia. China tiene el 36% de la producción mundial.