Europa es líder mundial en el sector de los productos y servicios de gama alta, tiene una cuota en el mercado mundial del 70 por ciento. Una industria que abarca diferentes sectores, la moda, las joyas, los relojes, los perfumes y cosméticos, los accesorios, la marroquinería... incluso los muebles y artículos de decoración y los electrodomésticos... pero podemos ir más allá hasta la gastronomía, vinos y licores, hoteles, casas de subastas, industria editorial, hoteles, barcos...
Un informe de la UE señala que la contribución de este sector a la economía europea es del 3 por ciento del PIB (no financiero de la UE), con un volumen anual de negocios de más de 400.000 millones de euros y 990.000 empleos, sin contar los indirectos que generan el suministro y la distribución de los productos o los de otros sectores relacionados.
Una industria que a pesar de la crisis ha continuado creciendo y la Comisión Europea espera que lo siga haciendo. La moda europea y los productos europeos de gama alta que están reconocidos a escala mundial por su innovación, creatividad y gran calidad, suponen el 10 por ciento de todas las exportaciones de la UE
Para el vicepresidente de la CE y comisario de Industria, Antonio Tajani, es una prioridad reforzar la competitividad de estas industrias. El pasado mayo se reunió en Madrid con representantes del sector español, también lo ha hecho con los italianos y ahora le ha tocado el turno a la moda francesa.
Uno de los temas a tratar es la competitividad. La industria europea de la moda no puede competir en este sector con otros países a nivel de precios pero puede hacerlo en creatividad, investigación e innovación.
En la UE hay más de 850.000 empresas de moda, la gran mayoría son PYME, que en estos momentos tienen un difícil acceso al crédito. La UE puede aportar su ayuda en el periodo 2014-2020 con programas como Horizonte 2020 o COSME o el proyecto WORTH, cuyo cometido es incrementar el contenido creativo en los procesos de fabricación y salvar la distancia entre el diseño y la fabricación, así como apoyar la integración de las tecnologías digitales y las nuevas tecnologías en el sector.
Otro de los temas a debatir es la lucha contra la falsificación que asciende a más de 200.000 millones de euros y que según estimaciones puede duplicarse para 2015 y la propiedad intelectual.