De los 47 países analizados, los que forman parte del Consejo de Europa, una veintena tienen más prisioneros que plazas disponibles. En cabeza se encuentran Serbia, con 157 presos por cada 100 plazas, Grecia con 151 presos e Italia con 147 presos, según desvela el informe presentado por el organismo paneuropeo.
En el caso de Italia, la superpoblación carcelaria le ha costado que al inicio de 2013 la Corte Europea de Derechos Humanos de Estrasburgo condenara al país por varios casos de prisioneros que denunciaron sus condiciones de vida en prisión y ha pedido a Roma que resuelva rápidamente el «problema estructural» del hacinamiento en sus centro penitenciarios. Los demandantes afirmaron haber ocupado una celda de 9 m2 compartida con otras dos personas, lejos de las recomendaciones del Comité de Prevención de la Tortura, órgano del Consejo de Europa, que preconiza 4 m2 de espacio personal.
Otros países con una clara situación de superpoblación carcelaria son Hungría (138,2), Bélgica (127,2) y Francia (113,4).
España aparece entre los países que todavía disponen de plazas libres, con un índice de 91,8 prisioneros por cada 100 plazas, ya que a finales de 2011 tenía 66.760 plazas en su sistema penitenciario ocupadas por 61.279 convictos. Sin embargo, en el estudio también se apunta que Cataluña presenta una situación de superpoblación carcelaria con un índice de 120 presos por cada 100 plazas y que a fecha de 2011 se traducía en 10.716 prisioneros para 8.887 plazas.
Los autores del informe, no obstante, recomendaron prudencia al establecer comparaciones, ya que cada país establece a su manera la capacidad penitenciaria.«Casi la mitad de las administraciones penitenciarias enfrentan una superpoblación», según señala el informe redactado bajo la dirección de Marcelo Aebi y Natalia Delgrande, investigadores de la Universidad de Lausana, en Suiza, y miembros del Instituto de Criminología y Derecho Penal de la Universidad de esa ciudad suiza, responsable del informe que ofrece una visión global y estadística de los centros de detención en este continente.
El estudio precisa que la tasa de ocupación carcelaria en Europa es del 99,5 % y que el número total de reclusos es de 1.825.356 personas, un 2 % menos que en 2010.
En 2011, los países miembros del Consejo de Europa contaban con 1.860.000 presos, y un promedio de 154 presos por cada 100.000 habitantes. En este sentido, Islandia tenía solo 50 presos por cada 100.000 mientras que los países del Este superan en muchos casos los 200 detenidos por cada 100.000 habitantes.
Rusia (546,1 presos por 100.000 habitantes), Georgia (541,2), Azerbaiyán (417) y Ucrania (347,7) tienen los índices más elevados, frente a los 69,5 en Holanda, 86,8 en Alemania y 111,3 en Francia.
El estudio también permite hacer un perfil de los presos que en un 95% de los casos responde a un varón con una edad promedio de 33 años - las mujeres solo representan el 5,3 % de la población carcelaria en Europa-. El 17,5 % de los presos cumple una pena por problemas relacionados con estupefacientes, otro tanto por robo, el 12% por robo con agravantes y el mismo porcentaje por homicidio.
En el momento en el que se recogieron los datos, el 21% de los presos se encontraba en detención provisional y el 27% esperaba una sentencia definitiva. Alrededor de una cuarta parte cumplía en 2011 una pena de menos de un año, y el 14% una pena de más de 10 años. En general, un 20% (un prisionero de cada cinco) es extranjero en el país donde cumple pena.
Según el informe del Consejo de Europa, las diferencias de gasto por recluso entre los países varían entre los 3 y los 750 euros al día, con un promedio de 93 euros por cada recluso.
Respecto a las muertes en prisión -28 casos por cada 10.000 reclusos-, el 24 % fue por suicidio y, en este sentido, los datos más preocupantes los registran las cárceles francesas. La tasa de suicidio en las prisiones de Francia es dos veces superior a la registrada en cualquiera de los otros países miembros del Consejo de Europa. En 2010, 95 reclusos se suicidaron en cárceles francesas, es una tasa de cerca de 16 suicidios por cada 10.000 presos, muy superior a la media paneuropea , que se sitúa en 6,7 suicidios.
La mayoría de los países vecinos tiene tasas inferiores, como Alemania (8,1), Italia (8) o Suiza, con 9,7 suicidios por cada 10.000 reclusos. A pesar de esto, también hay países en los que la tasa de suicidios se dispara como los 17 por cada 10.000 presos en Países Bajos o los 16,7 de Bélgica.
Países como España, Polonia, Ucrania, Rumanía o Bulgaria tienen tasas sensiblemente inferiores a la media.