La malaria no es un problema exclusivo de los países tropicales, como se puede creer, es un problema global que afecta a 103 países en el mundo. Mata anualmente a casi tantas personas como las que han muerto a causa del VIH en los últimos 15 años. Hay muchas especies del parásito que transmite el mosquito Anopheles con su picadura, la más agresiva está en África.
Médicos Sin Fronteras (MSF), señala que los casos de malaria se han incrementando de «forma dramática» en la República Democrática del Congo (RDC). Las clínicas no dan abasto y faltan medicamentos o los que hay están caducados.
Desde 2009 el número de personas que han tratado en MSF han aumentado en un 250 por ciento, en seis provincias del país, que es aproximadamente la mitad del territorio. Y en los últimos meses los casos están aumentando. La Organización no conoce la causa de ese aumento de la enfermedad pero sospecha que los enfrentamientos de los milicianos impiden a la población llegar a lugares donde pueden obtener métodos de prevención y de tratamiento.
La malaria es la primera causa de muerte en la RDC, al año fallecen unos 300.000 niños menores de cinco años. Los pequeños son las principales víctimas de la enfermedad, su sistema inmunológico está más debilitado que el de los adultos, que han sido picados varias veces a lo largo de su vida por el mosquito Anopheles transmisor de la enfermedad, y han conseguido una cierta inmunidad natural.
De los aproximadamente 3.000 millones de personas que viven en los países en los que la malaria es endémica, 243 millones desarrollan anualmente el paludismo, y de estas 860.000 morirán por esta causa. El 80 por ciento serán niños del África Subsahariana.
En su mensaje con motivo del Día Mundial contra la Malaria el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, considera inaceptables esas cifras. Para las Naciones Unidas, el objetivo es llegar a «cero muertes por malaria» en 2017. Ban Ki-moon subraya que «en este mundo de abundancia no hay excusa para intervenir e invertir de manera inteligente». Mientras llega la gran solución que sería la vacuna no son necesarias grandes inversiones para prevenir y tratar la enfermedad.
Richard Cibulskis, miembro del Programa Mundial de Lucha Antipalúdica de la Organización Mundial de la Salud (OMS), asegura que existen herramientas «efectivas y asequibles» para detectar y tratar los casos de malaria. Antes la medicación se daba de forma indiscriminada a las personas en zonas de riesgo que presentaban fiebre o algún otro síntoma. Ahora los métodos rápidos de detección hacen que no se desperdiecen medicamentos y se den solamente a las personas infectadas.
El T3, test rápido para detectar la malaria, cuesta menos de medio euro, y el tratamiento para tres días entre 30 céntimos y un euro. Aunque lo más importante es la prevención y para eso son fundamentales las mosquiteras impregnadas en insecticidas que tienen una duración de tres años y no cuestan más de unos 3 euros, bajo las que pueden dormir familias enteras.
La ONU calcula que será necesaria una financiación de 2.500 millones de euros para conseguir la cobertura universal en África hasta 2015.