Muchos hombres defienden la práctica, de la mal llamada «circuncisión femenina», arguyendo que disminuye el riesgo de que sus esposas les sean infieles, pues creen erróneamente que reduce el deseo sexual. Ciertas comunidades ven la operación como una iniciación a la etapa adulta y también como una medida higiénica, mientras que algunos musulmanes la defienden como un requisito religioso.
Alvilda Jablonko, coordinadora del programa contra la mutilación genital femenina de la organización No Peace Without Justice (No hay paz sin justicia, NPWJ), fue una de las que han luchado desde 2010 para que la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobara esa prohibición, finalmente adoptada el 20 de diciembre de 2012.
«Es un nuevo capítulo, una nueva herramienta», nos dice en la entrevista. Pero no es más que «una herramienta, y será efectiva según el uso que se haga de ella», añade.
¿Cuáles fueron las principales barreras con las que tuvo que enfrentarse cuando pedía una resolución que prohibiera en todo el mundo la mutilación genital femenina?
Alvilda Jablonko: Creo que la adopción de la resolución en la ONU fue definitivamente el resultado de una lucha por parte de los estados que están más preocupados por el tema. Burkina Faso es uno de los países que ha impulsado a nivel nacional el combate contra la práctica, y realmente lideró en la materia.
Trabajaron estrechamente con organizaciones no gubernamentales en el terreno, e incluso con una coalición de grupos de la sociedad civil. En forma muy natural, trabajaron para estimular a esos estados a que adoptaran acciones a nivel nacional.
¿Cuál es el principal papel de NPWJ en esta lucha?
AJ.- La organización ha venido trabajando en la materia en los últimos 10 años. NPWJ fue fundada por Emma Bonino, excomisaria de la Unión Europea para Asuntos Humanitarios y ahora vicepresidenta del Senado de Italia. Ha estado a la vanguardia de la lucha por los derechos de las mujeres en todo el mundo.
NPWJ se unió a varias organizaciones, principalmente africanas, que ya estaban involucradas en la lucha desde hace décadas. Así que, en colaboración con muchos activistas sobre el terreno, NPWJ se ha concentrado en presionar a los gobiernos para que asuman su responsabilidad y no les dejen todo el trabajo a los activistas.
¿Cuál es el siguiente paso?
AJ.- Ahora que la resolución ha sido adoptada, el siguiente paso es que se ponga en marcha. Muchos estados ya están haciendo mucho, pero hay una necesidad de armonización a nivel regional y subregional.
En algunos estados limítrofes, donde existen leyes al respecto en uno y no en el otro, la gente cruza la frontera para realizar la práctica a sus hijas donde no está prohibida. Esperamos que la resolución dé un gran impulso a los países para que comiencen a hacerla suya y liberen más recursos para que esto pueda realizarse de forma seria.
¿Qué impacto tendrá la resolución en los hechos?
AJ.- Creo que mucho, sobre todo gracias a los activistas que presionaron a sus gobiernos para que llevaran la acción a nivel de la ONU.
Esos activistas lograron algo asombroso. No van a parar. Van a ganar energía y se van a ver fortalecidos por esto. Van a regresar a sus comunidades, gobiernos, parlamentos, ministerios y van a hacer que la pelota realmente comience a rodar.
Existe un maravilloso ejemplo de una parlamentaria de Kenia, Linah Jebii Kilimo, que promovió y logró que se aprobara una ley en su país contra la mutilación genital femenina. Ella señaló que la resolución ha legitimado internacionalmente lo que ella hizo a nivel nacional.
Activistas de todo el mundo han ayudado en nuestro trabajo. La resolución realmente fue liderada por Kilimo. Como he señalado, los que más han libraron una fuerte lucha contra la mutilación genital femenina a nivel nacional, han sido líderes naturales en esto.
La primera dama de Kenia, Lucy Kibaki, es una verdadera activista en muchos temas, incluyendo la lucha contra la mutilación genital femenina, y ha sido coordinadora internacional de la campaña. Realmente ha hecho un gran trabajo, también formando parte de grupos de presión junto a sus colegas de otros países.
Una de las organizaciones con las que hemos trabajados ha sido el Comité Inter-africano sobre Prácticas Tradicionales que Afectan a la Salud de las Mujeres y las Niñas. Son un grupo de comités en 29 países de África, todos de ellos activos a nivel nacional.