BELGRADO (IPS) - La Corte Suprema de Serbia reivindicó el nombre de un integrante de la familia real en una decisión considerada por historiadores «profundamente moral» y necesaria. El dictamen de 15 páginas dice que el príncipe regente (Pavle) Paul Karadjordjevic (1893-1976) ya no será considerado un criminal de guerra, acusación que le hiciera el gobierno socialista de Josip Broz «Tito», que llegó al poder al término de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). También señala que la rehabilitación implica devolver las propiedades a sus herederos, confiscados por el gobierno socialista hace 66 años.
«La acusación al príncipe fue de naturaleza política e ideológica», dice la historiadora Branka Prpa. «La reivindicación tiene que ver con la revisión de una historia tendenciosa. Hubo una historia, hay hechos precisos y tenemos que volver a mirarlos. El fallo de 1945 obedeció a un enfoque selectivo y a una falsificación de acontecimientos», añade.
El príncipe Paul perteneció a la dinastía Karadjordjevic que gobernó el reino de Yugoslavia entre las dos guerras mundiales. Fue regente tras el asesinato del rey Alexander de Yugoslavia en Francia en 1934 porque el hijo de este, Peter, era menor.
Los libros de historia de la era socialista señalaban que la política exterior de Paul tras la Segunda Guerra Mundial fue proalemana y «contribuyó a la agresión de las Potencias del Eje». El príncipe fue acusado de firmar un tratado de cooperación con Alemania, Italia y Japón, y fue tildado de «traidor a la patria».
Pero documentos históricos y archivos internacionales disponibles desde hace dos décadas revelaron que no fue el príncipe quien firmó el tratado, sino dos dirigentes yugoslavos de la época, y que él esperaba que el acuerdo dejara a Yugoslavia fuera de la guerra. Pero los alemanes invadieron el país y la familia Karadjordjevic huyó al extranjero.
La revolución socialista liderada por Tito liberó a Yugoslavia y prohibió el regreso de la familia real por considerar traidores a sus integrantes. Todas sus propiedades fueron confiscadas. La federación socialista yugoslava se disolvió en 1991 tras cruentas guerras de secesión.
«El fallo judicial nos dice otras cosas que todavía tenemos que aprender y con las cuales tenemos que lidiar», indica Prpa.»El príncipe fue acusado de criminal y traidor durante el régimen comunista por una Comisión convocada a toda prisa y sin un proceso adecuado. Decenas de miles de personas sufrieron el mismo destino y es hora de que se haga justicia. Nunca es tarde porque son muchas las familias que sufrieron las consecuencias», explica.
Para el historiador Predrag Markovic, la rehabilitación del príncipe Paul representa el esfuerzo de la sociedad serbia moderna de superar las divisiones ideológicas impuestas por los comunistas que gobernaron el país entre 1945 y 2000.
«Fue una división impuesta hace mucho tiempo según la cual 'los comunistas eran patriotas' porque ganaron la Segunda Guerra Mundial, y 'todos los otros, traidores'», dice Markovic. El príncipe fue un político pragmático, pero ingenuo, que «creía en las negociaciones y trató de evitar la guerra».
Una familia real sin ambición de poder
Según Prpa y Markovic, la primera rehabilitación de un Karadjordjevic no significa que la monarquía vaya a ser restaurada en Serbia, de donde procede la familia real. «Es un acto moral de satisfacción para la familia», indica Prpa. En cambio, Markovic señala que no tiene claro «qué piensa el público al respecto». No se ha hecho ninguna encuesta en profundidad sobre el restablecimiento de la monarquía.
En la pasada década, varios miembros de la familia Karadjordjevic regresaron a Serbia, tras la caída del gobierno de Slobodan Milosevic (1941-2006). Un nieto del asesinado rey Alexander y del mismo nombre vive en el Palacio Blanco de Belgrado, gracias a un decreto especial emitido por el primer gobierno tras la era Milosevic. Actualmente participa en actividades humanitarias y de beneficencia.
La hija del príncipe Paul, la princesa Elizabeth, quien también vive en Belgrado, fue la que inició el proceso ante la Corte Suprema, que derivó en el fallo de principios de este mes. En varias declaraciones a la prensa local dijo alegrarse de que el nombre de su padre «finalmente hubiera sido limpiado. Es lo más importante que siempre he querido», señaló.
La princesa tiene la posibilidad de recuperar sus derechos de propiedad y reclamar casas y un castillo que su padre tenía en Eslovenia. En cuanto a la gran colección de pinturas clásicas y, particularmente modernas de conocidos impresionistas, la princesa declaró que se quedarán en el Museo Nacional de Serbia donde están.
Por ahora ningún integrante de la familia Karadjordjevic tiene ambiciones políticas, a diferencia de Simeón II, de la vecina Bulgaria. El heredero del trono búlgaro fundó un partido político, el Movimiento Nacional Simeón II, tras regresar a su país después de la caída del régimen comunista en 1989, y ganó las elecciones en 2001, ocupando el cargo de primer ministro hasta 2005.
Pero la familia Karadjordjevic con seguridad seguirá los pasos del rey Miguel de Rumania, quien pudo regresar a su país tras la caída del régimen comunista. Miguel dividió su tiempo entre Rumania y Suiza y nunca hizo suya la causa de restaurar la monarquía.