Las reuniones se prolongarán hasta el 27 de julio y asistiran representantes de 190 gobiernos. Para las ONG las negociaciones servirán para ver como los políticos se «enfrentan a la realidad». Y explican la estrecha relación que existe entre comercio de armamento y la situación de Siria, Sudán, Malí o la región africana de los Grandes Lagos. «Un fracaso puede dar lugar a que millones de civiles mueran, sean heridos, sufran violaciones o tengan que abandonar sus hogares».
En la actualidad no hay reglas internacionales legales que vinculen sobre el comercio de armas convencionales y muchas brechas en las venta de armamento militar. Los cinco países permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (Estados Unidos, Francia, Reino Unido, China y Rusia) son los mayores abastecedores de armamento. EE.UU, China, Siria y Egipto se oponen a que el TCA incluya la munición, Pequín quiere excluir las armas pequeñas y los gobiernos de Oriente Medio rechazan que se mencione la defensa de los derechos humanos en el texto final.
El mercado de armas clásicas se calcula que mueve unos 70 mil millones de dólares anuales. El 40 por ciento en Estados Unidos. Este país, que produce 6 mil millones de balas al año, quiere exlcuir las municiones del tratado. La UE, de la que Francia es el cuarto exportador mundial, mantiene una posición común desde 2008, se posiciona a favor de un tratado amplio y jurídicamente muy concreto. Según un diplomático europeo, «los industriales europeos están interesados en que otros países se sometan a los mismas condiciones que los países de la UE».
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