Los yihadistas que campan a sus anchas por el desierto del Sáhara y el Sahel han dado una vuelta de tuerca a la acción militar liderada por Francia la semana pasada, e intentan implicar a más países amenazando su seguridad. Esta semana en el Parlamento Europeo, la jefa de la diplomacia europea, Catherine Asthon dijo que la crisis de Malí «es una amenaza directa a la Unión Europea en su conjunto».
En las últimas horas han secuestrado a unas 190 trabajadores de una empresa de gas cerca de la frontera con Libia. La mayoría son argelinos, aunque también hay 40 extranjeros. Los datos todavía son confusos pero algunas algunas fuentes señalan que son noruegos, franceses, estadounidenses, canadienses, irlandeses y japoneses. Los secuestradores pretenden cambiarlos por varios yihadistas encarcelados o en caso contrario amenazan con matarlos. Aunque las noticias son contradictorias, en las últimas horas varios rehenes, entre ellos algunos extranjeros, han conseguido escapar de sus secuestradores. También se habla de dos rehenes muertos, pero a esta hora es díficil aclarar estos datos.
Argelia, que siempre ha sido rehacia a cualquier intervención en Malí, con quien comparte una larga frontera, ha descartado cualquier tipo de negociación y mantiene rodeada la planta de gas. El ejército argelino estudia asaltar esa instalación explotada conjuntamente por la empresa argelina Sonatrach, la noruega Statoil y BP. La compañía británica ha paralizado la extracción de gas y otras empresas europeas, como Cepsa, estudian evacuar a su personal de otros campos de crudo situados en ese país.
Este asalto es, sin duda, la acción que más puede complicar las cosas e implicar a más países en la batalla iniciada por Francia la semana pasada, tras una petición de la ONU, al enviar tropas a Malí. De momento la tensión ha aumentado en occidente, reacio siempre a esa intervención. Estados Unidos ha dicho que «tomará todas las medidas necesarias» para rescatar a los rehenes y Japón se ha comprometido a colaborar con Washington.
Por su parte la UE ha dejado claro que, como bloque, no participará en las operaciones de combate en Malí, aunque varios Estados miembros han aportado apoyo logístico al Ejército francés y otros están estudiando hacerlo. Esta mañana se encuentran reunidos en Bruselas los ministros de exteriores, junto con su homólogo maliense. Los 27 tenían previsto desde hace meses actuar sólo para formar a las tropas malienses pero está claro que la medida se ha acelerado por la situación en el país.
Ashton propondrá a los ministros aprobar el «establecimiento» de la misión, un paso intermedio hacia el despliegue, que, como muy pronto, recibiría luz verde a mediados de febrero. La misión europea contará con 200 formadores, que se encargarán de entrenar a unos 3.000 soldados locales y de mejorar las estructuras de las fuerzas armadas de Mali. Estarán acompañados de un contingente que debe garantizar su protección y que elevará el total de efectivos de la misión hasta 400 ó 500. Fuera del plano militar, los ministros de Exteriores analizarán el apoyo logístico y financiero que la UE dará a la fuerza multinacional africana (AFISMA) que intervendrá en Mali bajo mandato de la ONU.
Pero los problemas para Europa no solo se han extendido a Argelia, también a Somalia. Los islamistas de Al Shabab han anunciado que han ejecutado al rehén francés Denis Allex, secuestrado en ese país del cuerno de África en julio de 2009 y al que el ejército francés había tratado de rescatar el pasado sábado en una operación en la que murieron dos soldados de esa nacionalidad y 17 rebeldes.
Los yihadistas han anunciado en su cuenta de twitter que lo mataron ayer, pero París cree que falleció durante la operación. Actualmente hay otros 8 franceses secuestrados por grupos islamistas en el Sahel. Cinco en Níger, dos en Malí y otro en Nigeria. En Somalia también están secuestradas desde hace más de un año dos cooperantes españolas.