Con el propósito de terminar con las diferencias Norte-Sur que existen en el mundo, los 192 países pertenecientes a las Naciones Unidas acordaron establecer los Objetivos del Milenio para el 2015 y lograr así un mundo mejor. Una inversión también para el futuro dentro de la UE y del viejo continente.
Han sido muchos los intentos por fijar una serie de pautas para lograr terminar con las acusadas diferencias en temas como la pobreza, la educación o la exclusión social, entre otros, que sacuden a Europa. La caída del muro de Berlín en 1989 y el fin de la Guerra Fría fue, para muchos, una oportunidad de oro para terminar con ellas. Más tarde, desde la Secretaría General de Naciones Unidas, el egipcio Butros Butros-Ghali propuso la celebración de una serie de cumbres internacionales para afrontar y poner remedio a estos grandes problemas de la humanidad y lograr un futuro más esperanzador.
Tras la celebración de diferentes citas a lo largo de los noventa y con la pujanza de los movimientos antiglobalización, tuvo lugar en septiembre de 2000, en la ciudad de Nueva York, la Cumbre del Milenio. Representantes de 189 estados revivían los compromisos adquiridos en los años noventa y firmaban la Declaración del Milenio compuesta por 7 Objetivos que deben estar cubiertos en 2015 más un octavo, «fomentar una asociación mundial para el desarrollo» que debería estar ya cumpliéndose. Una tarea ardua donde las haya.
La situación en Europa es, para muchas personas, preocupante y dentro de las barreras de la Unión también. Uno de cada seis ciudadanos de la UE es pobre, según los datos globales de 2009 que se presentaron en el Encuentro Anual Europeo de Personas en Situación de Pobreza celebrado en Bruselas. Casi 78 millones de europeos en los 27 estados miembros luchan a diario por subsistir, y no son sólo inmigrantes o gente sin hogar.
La crisis económica y los objetivos
En la Declaración del Milenio se recogen ocho Objetivos referentes a la erradicación de la pobreza, la educación primaria universal, la igualdad entre los géneros, la mortalidad infantil, materna, el avance del VIH/sida y el sustento del medio ambiente.
Cada Objetivo está dividido en una serie de metas, un total de 18, cuantificables mediante 48 indicadores concretos. Por primera vez, la agenda internacional del desarrollo pone una fecha para la consecución de acuerdos concretos y medibles: el 2015.
Pero la crisis económica ha supuesto un varapalo para estos buenos deseos. La tambaleante situación económica ha provocado que estos Objetivos sean de difícil cumplimiento y los recortes económicos se suceden cada vez más, cuestionando así que en 2015 se hayan podido cumplir los ocho puntos.
En España, por ejemplo, la AOD (Ayuda Oficial al Desarrollo) ha recortado 800 millones de euros para 2010 y 2011, tal y como se aprobó el pasado 20 de mayo en el Consejo de Ministros. Una cifra parecida a la recortada por Grecia e Italia. A nivel internacional, la cifra aumenta hasta los 3.000 millones de dólares, lo que ha provocado una gran cantidad de críticas, sobre todo por parte de las ONG. Éstas se quejan de que los países se preocupan casi en exclusiva de sus propios problemas sin ayudar a las personas más necesitadas, y se quejan de que uno de los principales obstáculos que impide que la ayuda produzca el beneficio que podría tener es que ésta viene en pedazos demasiado pequeños de demasiados donantes, creando costos administrativos innecesarios y derrochadores y dificultando la orientación de los fondos a donde más se necesitan.
La Comisión Europea advertía que precisamente la crisis está generando una nueva clase social afectada por la penuria y las limitaciones para poder subsistir, los llamados «trabajadores pobres». Son ciudadanos a quienes tener un empleo no les libra de la miseria y que en la Unión representan el 8% de los trabajadores. Pese a ello, las cifras mundiales son mucho más preocupantes: 1.200 millones de personas subsisten con un dólar al día, 854 millones pasan hambre, 114 millones de niños en edad escolar no acuden a la escuela, de ellos, 63 millones son niñas, cada año pierden la vida 11 millones de menores de cinco años, el sida no para de extenderse matando cada año a tres millones de personas y 2.400 millones no tienen acceso a agua potable.
Estos Objetivos del Milenio, un proyecto demasiado ambicioso para algunos expertos e imposible de realizar según otros, están siendo apoyados por diferentes grupos creados desde Naciones Unidas como el Proyecto del Milenio y la Campaña del Milenio. En el primero, se reúnen un grupo de expertos y especialistas que aconsejan mejores y más efectivas estrategias para lograr dichos Objetivos. Analizan costes, políticas y demás medidas a seguir. En el segundo, se pretende fomentarlos y que se adquiera un compromiso que garantice su cumplimiento, promoviendo la participación social y la voluntad política.
En cuanto a su cumplimiento, en la Unión Europea, sólo España, Irlanda y Luxemburgo han cumplido las metas para el Milenio, aunque la UE posee una característica especial: la mayoría de los países casi no poseen pobreza extrema. Alemania, España, Luxemburgo, Suiza, Suecia, Francia, Irlanda, Reino Unido y Finlandia han cumplido buena parte de estos Objetivos.