55 años, abogada, divorciada y madre de dos hijos. Experiencia en el sector privado internacional y en el gobierno francés, cuando su país dirige el G8. Fama de buena negociadora, elegante y con dotes de firmeza cuando la situación lo requiere. La revista Forbes la sitúa entre las mujeres más poderosas del mundo y el Wall Street Journal y el Financial Times la han elogiado y premiado.
El currículum de Christine Lagarde ha convencido en la primera vuelta al Comité ejecutivo del FMI, en el que hay24 miembros que representan a los 187 países de la entidad, para que sea su directora gerente durante los próximos cinco años. Su mandato comenzará el próximo 5 de julio.
El otro candidato era el gobernador del banco central de México, Agustín Carstens. Los dos están «bien cualificados» para el cargo, según el comité, pero Lagarde fue capaz de encontrar el consenso. Las reservas de algunos países se referían a la posibilidad de que un europeo al frente del FMI podría favorecerlos intereses de los países de la UE, en plena crisis financiera. Sin embargo, Lagarde en la exposición de su programa ha prometido que no será complaciente ante los Estados y que aplicará mano dura.
No han servido los intentos de algunos de magnificar el único borrón en su carrera: un supuesto abuso de autoridad cometido en la indemnización al empresario Bernard Tapie por la venta de Adidas en 1992. Aún está pendiente una investigación por parte de la justicia francesa.
Tras conocer su nombramiento, los elogios han llegado en cascada. «Excelente elección», según Barroso, presidente de la Comisión Europea; «la mejor persona para el puesto», según el ministro británico de Economía, George Osborne; «contento y orgulloso de su éxito», según el ministro francés de Exteriores, Alain Juppé.
Lagarde sustituye al también francés Dominique Strauss-Kahn, que dimitió el mes pasado y permanece a la espera de juicio, tras ser acusado de intentar violar a una empleada de hotel en Nueva York.