Aunque las autoridades italianas afirman que no se ha pagado ningún rescate por la liberación del barco, otras fuentes apuntan que se podría haber pagado 4 millones de dólares. El "Bucaneer" y sus dieciséis tripulantes, diez italianos, cinco rumanos y un croata, han estado secuestrados en el golfo de Adén desde el pasado 11 de abril. En estos momentos diez barcos continúan en manos de los piratas, dos de ellos desde marzo.
Somalia, está situada en el extremo del llamado Cuerno de África con 3000 kilómetros de costa en el golfo de Adén y el océano Índico. Es la puerta de acceso al mar Rojo y al canal de Suez, una de las rutas comerciales más importantes del mundo, por donde pasan unos 30.000 barcos al año. Buques, cuya carga en petróleo y otras mercancías sobrepasan con mucho cualquier rescate que puedan pedir los piratas.
Todo ese tráfico sucede en las aguas de un país casi inexistente, envuelto en una guerra fratricida y en lucha continua con sus vecinos. A esto hay que añadir un débil gobierno de transición y unos señores de la guerra ávidos de dinero y armas.
Además en esta zona está el riquísimo caladero del Índico donde se realiza más del 21 por ciento de las capturas mundiales de atún, la UE, ocupa el segundo lugar detrás de Japón. El 90 por ciento de las capturas comunitarias las llevan a cabo Francia y España que no pueden pescar en el Mediterráneo donde el atún rojo casi ha desaparecido. No resulta extraño que los dos países hayan llevado la iniciativa en la Operación Atalanta de la Unión Europea.
Los somalíes afirman que esta moderna etapa de la piratería surgió por la inexistencia de una autoridad marítima, que pusiera coto a la explotación de la riqueza de sus costas por barcos de pesca extranjeros y a los continuos vertidos ilegales que contaminaban sus aguas. De todo un poco. Eurojust, órgano de cooperación judicial de la Unión Europea, ha advertido repetidas veces que el dinero de los rescates sirve para financiar el terrorismo. Los equipos que tienen los piratas son cada vez más sofisticados y no hace mucho se supo que los secuestros no son al azar, los jefes de los grupos de piratas reciben informes desde Londres de la carga y la posición de posibles víctimas de abordaje. La piratería moderna somalí no hace más que aumentar, en 2007 fueron secuestrados 41 barcos, en 2008 pasó del centenar y en lo que va de año ya son más de 70.
Laura Hammond, en un informe para el Instituto Elcano, cree que se debe hacer un mayor esfuerzo por llevar a todas las partes en conflicto a la mesa de negociación, al mismo tiempo que continúan las medidas de seguridad, «pero las patrullas y la policía de alta mar no deberían sustituir al apoyo firme encaminado a encontrar un acuerdo sostenible a los problemas políticos de Somalia.»
Los ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea han decidido «intensificar la implicación de la Unión para promover la paz y el desarrollo en Somalia.» En una declaración aprobada recientemente se comprometen a estudiar la forma en la que podrían aumentar la ayuda, a intentar mejorar las capacidades marítimas somalíes no sólo luchando contra los piratas, sino también colaborando en la protección medioambiental de la costa y de los recursos pesqueros. El cese de la piratería pasa necesariamente por un gobierno estable y la recuperación de la sociedad somalí.