Asimismo colaborarán en reforzar la capacidad normativa y la correcta gestión de los envases de los plaguicidas.
Junto con el Gobierno de Bielorrusia, la FAO identificará y evaluará los sitios más contaminados, con el fin de movilizar recursos para la reducción de riesgos, promover alternativas a los productos químicos más peligrosos utilizados actualmente, y desarrollar estrategias de comunicación para concienciar a los agricultores y al público.
«Se trata de un proyecto importante para la FAO, y para el que nuestra organización cuenta con una valiosa experiencia», asegura Vladimir Rakhmanin, Director General Adjunto de la FAO para Europa y Asia Central. «Este proyecto –ha añadido- es también un paso importante para fortalecer la cooperación entre la FAO y Bielorrusia».
Productos peligrosos
El acuerdo forma parte de un proyecto de asociación entre la Agencia de la ONU para la alimentación (FAO) y la UE para el manejo de plaguicidas en el territorio de la antigua Unión Soviética, lanzado en 2012 que tiene cuatro años de duración. La UE contribuye con 6 millones de euros a la iniciativa, y la FAO, que actúa como organismo de ejecución, ha destinado 1 millón de euros.
Con este acuerdo son ya un total de seis países los que se han sumado a la iniciativa: Armenia, Bielorrusia, Georgia, Kirguistán, Moldovia y Ucrania. El proyecto prevé la eliminación de más de 1.000 toneladas de plaguicidas obsoletos de estos países para 2016. Ya se han eliminado las existencias de plaguicidas de Ucrania.
Se calcula que hay alrededor de 200.000 toneladas de plaguicidas obsoletos –cerca del 40 por ciento de las existencias mundiales- en doce ex repúblicas de la Unión Soviética: Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Georgia, Kazajstán, Kirguistán, Moldavia, la Federación de Rusia, Tayikistán, Turkmenistán, Ucrania y Uzbekistán. Conservados en decenas de miles de emplazamientos sin protección alguna, estos productos suponen una grave amenaza para la salud de las personas y el medio ambiente.
Estas reservas se acumularon durante la era soviética, debido a los sistemas de suministro centralizados. Muchos de esos productos están ahora prohibidos por el peligro que representan para el medioambiente y la salud de las personas y las repúblicas exsoviéticas no tienen capacidad para destruirlos sin peligro.