«Los bosques, los árboles en las explotaciones agrícolas y los sistemas agroforestales son fundamentales en la lucha contra el hambre y deben estar mejor integrados en las políticas de seguridad alimentaria y de uso del suelo», es lo que ha propuesto José Graziano da Silva, Director General de la FAO . «Los bosques contribuyen al sustento de más de mil millones de personas, incluyendo muchas de las más necesitadas del mundo. Los bosques proporcionan alimentos, combustible para cocinar, forraje para los animales e ingresos para comprar comida», ha añadido Graziano en la Conferencia.
Sin embargo, la creciente deforestacion, la excesiva demanda de alimentos, fibras y combustible, está degradando estos ecosistemas y disminuyendo su potencial, sobre todo para poblaciones pobres, entre ellas, numerosos pueblos indígenas para las que los bosques aportan alimento y agua limpia a sus tierras agrícolas. Pero estas contribuciones generalmente no aparecen en las estrategias nacionales de desarrollo y de seguridad alimentaria.
Según la FAO, en el mundo hay cerca de mil millones de personas que padecen hambre. Con una población mundial que superará previsiblemente los nueve mil millones de personas en 2050, la producción agrícola mundial deberá aumentar un 60 por ciento para satisfacer las necesidades alimentarias mundiales, así que los bosques podrían cumplir una función esencial en esta circunstancia, como fuente de nuevos recursos alimentarios, sobre todo para países en desarrollo.
El informe «Los bosques: para una mejor nutrición y seguridad alimentaria» , presentado también por la FAO, asegura que el bosque y los árboles en las explotaciones agrícolas, son una fuente directa de alimentos y de ingresos para más de mil millones de personas pobres en el mundo, al suministrar tanto alimentos básicos como alimentos suplementarios como frutos, nueces y hojas comestibles. Más de 50 millones de personas, sólo en India, dependen directamente de los bosques para su subsistencia, mientras que en la República Popular Democrática de Laos, los alimentos silvestres los consume diariamente el 80 por ciento de la población.
«Los animales silvestres y los insectos –ha dicho José Graziano da Silva, Director General de la FAO- son a menudo la principal fuente de proteínas para la población en las zonas forestales, mientras que hojas, semillas, hongos, miel y frutas proporcionan minerales y vitaminas, garantizando una dieta nutritiva».
Un alimento poco explotado
Se calcula que los insectos forman parte de las dietas tradicionales de al menos 2.000 millones de personas en todo el mundo ya que son una fuente importante y muy accesible de nutrientes y proteínas.
Además, con cerca de un millón de especies conocidas, los insectos representan más de la mitad de todos los organismos vivos clasificados en el planeta y, según el estudio presentado en la Conferencia de la FAO «Insectos comestibles: perspectivas de futuro para la seguridad alimentaria y alimentación para el ganado'', la recolección y cría de insectos podría generar empleos e ingresos en efectivo, hasta ahora sobre todo a nivel familiar, pero también potencialmente a nivel industrial.
Según este estudio, los humanos consumimos más de 1.900 especies de insectos en el mundo. Los más populares son: escarabajos (31 por ciento), orugas (18 por ciento), abejas, avispas y hormigas (14 por ciento), y saltamontes, langostas y grillos (13 por ciento).
La mayoría de los insectos son ricos en proteínas y grasas buenas y tienen un elevado contenido en calcio, hierro y zinc. Y, por comparar, la carne de ternera tiene un contenido de hierro de 6 mg por 100 g de peso en seco, mientras que el contenido en hierro de las langostas varía entre 8 y 20 mg por 100 g de peso en seco, dependiendo de la especie.
«No estamos diciendo que la gente deba comer insectos directamente», subrayó Eva Muller, Directora de la División de Economía, Políticas y Productos Forestales de la FAO, y coautora del informe,»lo que planteamos es que los insectos son sólo uno de los recursos que brindan los bosques, y que se encuentra prácticamente por explotar como alimento, y sobre todo, como pienso», explicó Muller.
Un buen ejemplo de este uso es el del gusano de la harina, que ya se produce a nivel comercial y se utiliza como alimentos para mascotas, en los zoológicos y en la pesca recreativa. Si la producción estuviera más automatizada, se podrían bajar los costes hasta conseguir que la industria lo adoptara como sustituto de la harina de pescado, por ejemplo, en la alimentación del ganado. La ventaja sería un aumento del suministro de pescado para el consumo humano y menos sobreexplotación pesquera para este fin.
Y sus ventajas no acaban aquí porque los insectos producen muchas menos emisiones de metano, amoníaco, gases de efecto invernadero y de estiércol, grandes contaminante del medio ambiente. Es más, los insectos pueden ayudar a descomponer los desechos, acelerando los procesos de compostaje que devuelven los nutrientes a la tierra a la vez que reducen los malos olores.
El siguiente reto es adaptar las normas internacionales ya que las leyes de seguridad alimentaria podrían ampliarse para incluir los insectos y los productos a base de insectos, y, por su parte, las normas de control de calidad a lo largo de la cadena de producción serían fundamentales para lograr la confianza del consumidor en los alimentos y piensos que contengan o procedan de insectos. De momento, sin embargo, la legislación de la mayoría de las naciones industrializadas impide alimentar con residuos, estiércol líquido o desechos alimentarios a los animales, a pesar de que los insectos se alimentan normalmente de estos materiales.
Aumenta la producción de cereales y el precio de los alimentos
La FAO también ha hecho público su último informe sobre la oferta y la demanda mundial de cereales que revela un previsible fuerte crecimiento de la producción mundial de trigo, cereales secundarios y arroz. Si las condiciones meteorológicas son óptimas y más estables que el pasado año, se prevé que la producción mundial de trigo alcance en 2013 los 695 millones de toneladas, un 5,4 por ciento más que la cosecha del año pasado.
Este año, también se espera el incremento de la producción de cereales secundarios hasta llegar a más de 1.200 millones de toneladas, de los que 960 millones de toneladas serán de maíz. La mayor parte del incremento de este cereal ocurrirá en EE.UU., el mayor productor del mundo, donde se pronostica que las plantaciones de maíz marcarán su récord de producción desde 1936.
Estancamiento del uso de cereales y subida de precios
La FAO advierte de que, a pesar del aumento de la producción, se espera que la utilización mundial se estanque debido al aumento de los precios y a la menor demanda de etanol. La utilización mundial de cereales que se calcula que ahora es de 2.332 millones de toneladas, sin apenas cambios respecto al nivel de 2011/12 pero para 2012/13, según los datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación, hay prevista una fuerte caída en el comercio mundial de cereales, involucrando a los principales granos. Se situará en 304,4 millones de toneladas, una disminución considerable respecto a 2011/12.
Mientras se cruzan datos de producción con los de seguridad alimentaria, la otra gran preocupación es la del aumento del precio de los alimentos que, según el índice de la FAO, subió en abril por segundo mes consecutivo.
Los dos puntos que aumentaron los precios en abril, fueron impulsados, confirma el análisis de la FAO, por el fuerte aumento del precio de los lácteos ya que los precios de la mayoría de otros productos alimentarios cayeron en la misma fecha. Con 215,5 puntos, el Índice de Precios de abril también fue un 1 por ciento más alto que en abril de 2012 y se sitúa actualmente un 9 por ciento por debajo de su máximo alcanzado en febrero de 2011.
El índice de la FAO para los precios de los productos lácteos tuvo un promedio de 259 puntos en abril, con un aumento de casi 34 puntos (14,9 por ciento) desde marzo y la segunda mayor subida mensual registrada hasta ahora.
El índice de la FAO para los precios de los cereales tuvo una media de 235 puntos en abril, 10 puntos (4,1 por ciento) menos respecto a marzo, pero cerca de 11 puntos (4,9 por ciento) respecto a abril de 2012.
El índice para los precios de aceites y grasas se situó en 199 puntos en abril, 2 puntos (1,5 por ciento) por debajo que en marzo; mientras que los precios de la carne llegaron a los 179 puntos, un nivel que se ha mantenido desde los últimos meses de 2012, moviéndose dentro de una estrecha banda de 177-179 puntos. Sin embargo, los precios de la carne en general siguen siendo elevados en términos históricos.
El índice de la FAO para los precios del azúcar alcanzó 253 puntos en abril, más de 9 puntos (3,6 por ciento) con respecto a marzo.