EU-OSHA, agencia europea que se encarga de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, recoge en sus estudios la seguridad desde una perspectiva de género. La mayoría de las normas sobre enfermedades laborales se realizaron cuando la presencia de la mujer en el mercado laboral era muy reducida, por eso advierte que las políticas preventivas han de realizarse teniendo en cuenta la perspectiva de género.
Los hombres y las mujeres no son idénticos y las actividades profesionales que realizan, las condiciones laborales y la forma en que son tratados por la sociedad son distintas. Estos factores pueden influir en los peligros a los que se enfrentan en el puesto de trabajo y en el enfoque necesario para su evaluación y control. Una de las prioridades de la estrategia Europa 2020 es incorporar las políticas de género en todas las acciones de la Comisión promocionando la igualdad en el mercado laboral tanto en salarios como en la seguridad.
La incorporación masiva de las mujeres prácticamente en todos los sectores ha dejado el sistema obsoleto y discrimina claramente a las mujeres. Los accidentes laborales en los hombres disminuyen con la edad, mientras que se mantienen estables en el caso de las mujeres. Ellas sufren más resbalones, tropiezos y caídas. Unos accidentes que en la administración pública, educación y salud, sectores en los que trabajan el 45% de las europeas, no computan, lo que deja en tierra de nadie un elevado número de percances laborales que afectan mayoritariamente a las mujeres y que casi no están regulados. En sectores altamente feminizados como la docencia, la restauración, las urgencias hospitalarias o los «centros de llamadas telefónicas» tampoco las normativas están actualizadas.
Según EU-OSHA: «las mujeres son mayoría en los sectores que están en contacto con sustancias infecciosas y químicos nocivos para la salud, pero estas exposiciones son a menudo pasadas por alto». Estos segmentos son tradicionalmente femeninos: limpieza, tintorerías, industria ortoprotésica, artes gráficas, laboratorios, peluquerías, sanidad o manufactura textil.
Las mujeres son mayoría en sectores como el textil o en cadenas de producción, con unos riesgos laborales que obligan a incorporar nuevos criterios de evaluación. Por ejemplo en la industria manufacturera, que ocupa mayoritariamente a mujeres, no están consideradas como dañinas las vibraciones. En sanidad, el 11 por ciento de las enfermedades laborales afectan a mujeres y están relacionadas con el hecho de levantar o mover personas. Estas lesiones afectan al 5,8% de los sanitarios-hombres.
Los riesgos que corren los hombres son más conocidos debido a que los aspectos de seguridad y salud en el trabajo (SST) estaban más detallados en los empleos peligrosos que son sectores predominantemente masculinos. Entre los aspectos de riesgo diferentes entre hombres y mujeres cabe destacar el impacto de los agentes biológicos en la salud reproductiva, en el trabajo físico pesado, el diseño ergonómico de los lugares de trabajo y la extensión de la jornada laboral en el hogar.
Las deficiencias en las prevención laboral relacionada con las mujeres, se nota en el hecho de que la mayoría de los estudios elaborados hasta el momento se basan en datos de la población masculina. Los hombres suelen trabajar en industrias pesadas y las mujeres encuentran más puestos de trabajo en la economía informal, con trabajos inseguros e insalubres y muchas veces no regulados por convenios laborales, de manera muy importante, las que trabajadoras del hogar o cuidadoras de ancianos o personas con movilidad reducida.
En otros sectores como la agricultura, las mujeres embarazadas trabajan durante las tareas de cultivo y cosecha lo que puede generar la pérdida del bebé. Muchas mujeres trabajan también en fábricas de empaquetado de productos agrícolas que concentran riesgos para su salud, también en el caso del procesamientos de pescados, donde aumentan los casos de artritis o efectos negativos para la salud debido a que permanecen mucho tiempo de pie, en ambientes húmedos y fríos y con jornadas laborales muy largas. En trabajos en oficinas, donde se concentra la mayor parte de las trabajadoras, éstas se exponen a situaciones de tensión físicas y psicológicas, con problemas ergonómicos. Según varios organismos dedicados al control de la seguridad laboral, las mujeres están más expuestas que los hombres a los riesgos psicosociales del trabajo, y padecen más que los hombres la discriminación y el acoso sexual en esos lugares.
Actualmente las investigaciones que se realizan sobre las seguridad laboral tiene cada vez más en cuenta los estudios epidemiológicos que afectan de manera diferente a cada sexo. Especialmente importante es conocer los riesgos que enfrentan hombres y mujeres expuestos a ciertas substancias químicas, a material genético cultivado y recogido en laboratorios de transgénicos o productos farmacéuticos con nuevas propiedades genéticas, que pueden tener efectos distintos en ambos sexos a largo plazo.