Hablamos con Braulio Ferreira de Souza Dias, secretario ejecutivo del Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica
VANCOUVER, Canadá, (IPS) - Unas 8,7 millones de especies, según las últimas estimaciones, crean las condiciones para que la Tierra sea un planeta con vida: aire, agua y alimento. La humanidad sabe muy poco sobre el 99 por ciento de ellas, excepto que muchas se extinguen a gran velocidad. El responsable de Naciones Unidas sobre Biodiversidad afirma que «el desafío es hallar el punto intermedio entre los intereses económicos, la subsistencia y la conservación» de la naturaleza.
El brasileño Braulio Ferreira de Souza Dias es el nuevo secretario ejecutivo del Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica (CDB), mecanismo creado para ayudar a los países a frenar y revertir la desaparición de especies. Es doctor en zoología por la Universidad de Edimburgo, y durante muchos años trabajó en el Ministerio de Medio Ambiente de su país. Su último cargo allí fue la jefatura de la Secretaría de Biodiversidad y Bosques.
¿Por qué se extinguen las especies y por qué es grave que ocurra?
BRAULIO FERREIRA DE SOUZA DIAS: Le daré un ejemplo. La agricultura tiene mucho impacto sobre la biodiversidad. La conversión de tierras causa la pérdida de servicios que brindan los ecosistemas naturales, como reducir las inundaciones y limpiar y retener el agua. También perdemos diversidad genética, lo que significa menores opciones para combatir enfermedades en el futuro, y muchas otras cosas potencialmente útiles para la humanidad. Cuando una especie se extingue, se va para siempre.
Como nuevo secretario ejecutivo del Convenio, ¿cómo espera frenar la desaparición cada vez más acelerada de especies?
BFDSD: Un objetivo importante es incluir la biodiversidad en el quehacer de todos los departamentos gubernamentales de todos los gobiernos nacionales. Queremos que entiendan y consideren los impactos sobre la biodiversidad cuando elaboran normas y políticas. Estudios como el TEEB (siglas en inglés de «La economía de los ecosistemas y la biodiversidad») brindan datos sobre la importancia de la diversidad biológica para las economías de todos los países. No es fácil de lograr y no hay soluciones mágicas.
Los cambios en el Código Forestal de Brasil pueden habilitar que aumente la tala en la Amazonia. La controversia que esta reforma generó, ¿ilustra el desafío de incluir la biodiversidad en las políticas de Estado?
BFDSD: Ese es un ejemplo concreto. Los gobiernos deben lidiar con intereses que compiten entre sí. En este caso, productores agropecuarios y ambientalistas, intereses agrícolas y el público en general. El desafío es hallar el punto intermedio entre los intereses económicos, la supervivencia y la conservación. Brasil logró reducir la deforestación en la última década debido a una mejor educación sobre el valor real de la conservación y los ecosistemas naturales. El público definitivamente aumentó la presión sobre el gobierno.
¿Cuán importante es la educación en este sentido?
BFDSD: La información es clave, pero también lo son los instrumentos financieros. Por ejemplo, me gustaría que de nuestra próxima Conferencia de las Partes (COP11, que se realizará en octubre en Hyderabad, India) surja un acuerdo para que los gobiernos usen criterios de sostenibilidad al hacer cualquier compra.
En 2010, la COP10 adoptó el Protocolo de Nagoya sobre el Acceso a los Recursos Genéticos y la Participación Justa y Equitativa en los Beneficios Derivados de su Utilización en el Convenio sobre la Diversidad Biológica. ¿Qué están obligados a hacer ahora los países firmantes de ese documento?
BFDSD: En Nagoya las naciones asumieron el firme compromiso de reducir las pérdidas de biodiversidad. Fue un gran logro. Cada país tiene ahora una estrategia nacional y un plan de acción para proteger la biodiversidad en su territorio. Ese compromiso debe llevarse a los ámbitos domésticos y a todos los sectores para que haya resultados concretos. No es fácil de hacer para la mayoría de los países y requerirá financiamiento y asistencia técnica.
Los expertos y diplomáticos que negociaron el Protocolo de Nagoya tienen que lograr que sus gobiernos lo adopten. ¿Cuándo espera usted que se ratifique el tratado y sea legalmente vinculante?
BFDSD: Más de 90 países presentaron cartas de acuerdo sobre la ratificación del Protocolo. Pero el trámite legislativo en cada país lleva tiempo. Tenemos algunas ratificaciones, pero no alcanzaremos las 50 requeridas para que el Protocolo entre en vigor para la COP11.
¿Qué otros temas incluirá la agenda de esa conferencia?
BFDSD: Trabajaremos para crear un nuevo mecanismo de financiación y un programa de trabajo; esa es la parte de «cómo hacer» para cumplir los objetivos mundiales de biodiversidad. La conservación en alta mar será un tema especial. Ningún país tiene jurisdicción sobre estas áreas, así que no son parte de los planes nacionales. Las aguas oceánicas son extremadamente importantes en materia de biodiversidad y de procesos ecológicos. (El plancton oceánico brinda buena parte del oxígeno que respiramos).
¿Qué ocurrirá con la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible (Río+20), prevista para junio? Entonces se estarán cumpliendo 20 años de la histórica Cumbre de la Tierra en la que nació el CDB.
BFDSD: Hay una agenda amplia para avanzar hacia una economía verde. Esta no es una gran conferencia sobre biodiversidad, sino sobre todo lo que se relaciona con ella. Si Río+20 pone en movimiento esa agenda, también ayudará a la biodiversidad.