Los datos, hacen un seguimiento del indicador de pobreza y exclusión social en España entre 2009 y 2013, se basan en el indicador Arope (siglas tomadas de la expresión inglesa at risk of poverty or social exclusión) que, publicado por el Instituto Nacional de Estadística, es el valor de referencia europeo para medir las situaciones de riesgo o exclusión social.
Según esta tasa y la interpretación del sociólogo autor del informe, Juan Carlos Llano, la llamada 'privación material severa' ha aumentado un 38 por ciento, lo que se traduce en más personas con dificultades para alimentarse adecuadamente, más hogares donde se retrasa el pago de gastos relacionados con la vivienda principal, y más habitantes que no pueden mantener su vivienda a la temperatura adecuada ni tienen capacidad para afrontar gastos imprevistos. Durante el período de crisis, la población con privación material severa ha crecido en más de 800.000 personas, hasta los casi tres millones, prácticamente el mismo número en situación de pobreza severa (6,1 por ciento de la población), explican desde la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español.
El aumento de la desigualdad se ha intensificado entre 2009 y 2012. Así lo demuestra la evolución creciente del Índice de Gini, que se había mantenido constante entre 2005 y 2008. De hecho, había habido un descenso lento pero continuado de la tasa Arope hasta poco antes del comienzo de la crisis y un cambio a partir de 2008, cuando empezó a subir desde el 24,5 por ciento de la población hasta el 27,3 por ciento registrado en 2013.
El drama de Ceuta
Desde un punto de vista territorial, el informe muestra una gran desigualdad entre las diferentes Comunidades Autónomas. En general, el norte soporta tasas menores de pobreza y exclusión social; el sur se lleva la peor parte. Navarra, País Vasco (regiones a la cabeza en la concesión de rentas mínimas de inserción a su población) y Aragón presentan tasas inferiores al 20 por ciento; y Canarias, Extremadura, Castilla-La Mancha y Andalucía, entre el 35 por ciento y el 39 por ciento. Caso especial es la Ciudad autónoma de Ceuta, en la que casi la mitad de su población (el 47 por ciento) vive en riesgo de pobreza y/o exclusión social.
«La pobreza es resultado de un bajo nivel de empleo y un bajo nivel de políticas sociales, rentas mínimas como elemento fundamental pero también los complementos por hijo a cargo. Las comunidades autónomas que han hecho inversiones fuertes en políticas sociales, como País Vasco y Navarra, tienen menores tasas», ha explicado la responsable de Asuntos Europeos e Incidencia Política de la EAPN, Graciela Malgesini.
Los datos también varían según grupos de edad. Las cifras revelan que el colectivo más afectado es el de jóvenes entre los 16 y los 30 años, con un 33 por ciento en riesgo de pobreza y exclusión, seguido de las niñas y niños, con un 31,9 por ciento.
En conclusión, «el aumento de la desigualdad que muestran todos los indicadores revela que la crisis ha golpeado con mayor dureza a la clase media y a los grupos sociales más desfavorecidos, demostrando la debilidad de las políticas sociales implementadas, así como la no correlación directa entre crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) y disminución de la pobreza», explican desde esa misma red, formada entre otras organizaciones por Cáritas, Cruz Roja y la ONCE.
Se confirma además que tener un trabajo no es sinónimo de estabilidad económica ni protege de la pobreza: en 2013 había un 11,7 por ciento de trabajadores en situación de pobreza relativa, en referencia a quienes ganaron menos de la mitad de la mediana nacional.
Estrategia europea
Según la Estrategia Europa 2020, aprobada por el Consejo Europeo el 17 de junio de 2010, el objetivo 2020 para España es conseguir que 1.400.000 personas menos estén en riesgo de pobreza o exclusión social. Por tanto, concluye Juan Carlos Llano, «transcurridos ya más de cuatro años desde la formulación de los objetivos europeos especificados en la Estrategia 2020, el seguimiento del indicador Arope y sus componentes muestran que en España no sólo no se ha avanzado en la reducción de la pobreza y la exclusión social sino que, por el contrario, ha aumentado enormemente».
El presidente de EAPN España, Carlos Susías, ha destacado por su parte que «estamos hablando de pobreza en uno de los países más ricos del mundo, y lo que distingue a estos países es la fortaleza de su clase media; por eso es importante que se siga manteniendo. Pedimos políticas para las clases medias, como la ayuda universal por hijo».