Varsovia
La capital polaca crece a buen ritmo con la construcción de nuevos edificios tanto públicos como aquellos destinados a oficinas. Es la ciudad que más inversiones atrae en el país y eso se nota en sus calles. Nowy Swiat (Nuevo Mundo) es la gran arteria comercial de la ciudad, con sus tiendas de lujo y de diseño compartiendo espacio con otros edificios más históricos como la casa en la que vivió Josep Konrad o el Palacio de la cultura y de la ciencia, un enorme inmueble de 242 metros de alto de clarísima influencia soviética. Este edificio ha sido hasta hace poco uno de los 50 rascacielos más altos del mundo y desde la terraza se divisa una excelente vista panorámica de la capital polaca.
Varsovia, como todas las ciudades históricas, tiene su encanto en la parte más vieja. Destruida durante la guerra, los varsovianos se movilizaron para dejarla como era antes de la invasión. La plaza de la ciudad antigua, rodeada de mansiones burguesas, algunas de ellas con frescos, esculturas y bajo relieves, es una muestra. Iglesias no faltan en Polonia y tampoco en la capital. Los que se hayan acercado hasta el país, atraídos por la eurocopa o simplemente porque quieren descubrir esta desconocida ciudad, seguro que han visitado la catedral de San Juan (con su arquitectura gótica de los siglos XIII y XIV, o la Iglesia de la Santa Cruz, que proclama con orgullo ser la poseedora del corazón de Chopin, muerto en su exilio de París. Aunque las autoridades polacas siempre se han negado a que se realicen pruebas de ADN.
Gdansk
Esta ciudad situada en el Báltico, en el delta del Vístula y con una historia de más de 1.000 años, estará ya para siempre ligada a la selección española. En ella ha disputado los dos primeros encuentros de la fase de grupos. Los seguidores que han viajado hasta allí habrán disfrutado de una de las ciudades más bonitas del note de Europa. Eso, a pesar del clima. Durante muchos siglos su pertenencia a la liga Hanseática, aceleró su desarrollo económico, lo que la convirtió en la ciudad más rica del país. Fue la primera ciudad en sufrir los efectos de la II Guerra Mundial y quedó prácticamente destruida. Durante la reconstrucción consiguieron recuperar buena parte de su fisonomía histórica. En su área metropolitana se incluyen los puertos de Gdynia y Sopot.
Gdansk es también una de esas ciudades que está en el imaginario del movimiento sindical más reciente. Sus históricos astilleros fueron el origen del sindicato «Solidaridad», que llegó a tener 10 millones de afiliados, el monumento a los trabajadores de los astilleros era el punto de partida de las manifestaciones organizadas durante los 80. La tradición es una de las marcas de esta importante población báltica, que cuenta con una histórica grúa, una construcción medieval única en Europa. La basílica de Santa María es el mayor centro religioso de esa época construido en ladrillo. Muchos la comparan con Notre Dame de París y San Esteban de Viena. Otras iglesias que destacan por su originalidad son las de Santa Catalina y Santa Brígida (esta última lugar de culto del sindicato Solidaridad).
Cada edificio del casco antiguo tiene no solo una interesante historia sino pequeños detalles a los que vale la pena prestar atención. Visitar la calle Larga, la arteria vital de la ciudad, nos permite conocer como vivían los burgueses más ricos, no en vano en la desembocadura del Vístula se encuentra la Fortaleza de Wisloujscie, que durante muchos siglos fue el lugar donde se cobraban los impuestos a todas las embarcaciones. Una muestra de la actividad frenética de aquellos años son las orillas del canal Raduna donde se construyeron molinos, ferrerías y aserradores.
De la tradición se puede pasar en unos minutos a la modernidad topándonos con edificios originales, como la casa Edena, un ejemplo del estilo manierista, o la capilla real. La puerta alta, la puerta dorada o la puerta verde, son algunos de los edificios que jalonan esta histórica ciudad.
Cerca de Gandsk, en el camino hacia Sopot encontramos la catedral de Oliwa, que acoge un monasterio cisterciense, varios lagos y frondosas colinas. En su interior hay un impresionante órgano con figuritas que danzan al compás de las campanas horarias. Será porque Gandsk, también es conocida como Danzig.
Wroclaw
Es la cuarta ciudad del país y capital de la rica región industrial de Silesia. Esta colorida población, conocida antiguamente como Breslavia, está edificada sobre islas que forman los brazos del Oder. De todas ellas vale la pena visitar Strow Tumski y la isla de Piasek. Tiene más de 100 puentes que permiten la conexión entre la mayoría de ellas. Marcada por su pasado minero, encontramos bonitos edificios y una interesante arquitectura del siglo XX. Llaman la atención sus tranvías que casi rozan las casas de las estrechas callejuelas del centro histórico. Entre sus edificios destacan las casas del Sol dorado o de los siete electores, el almacén Phoenix, la casa del perro de caza de oro o la iglesia de Santa Isabel. La gran plaza mayor del mercado, en la parte antigua, acoge multitud de actos culturales a lo largo del año. Sorprenden los tejados góticos de la fachada del ayuntamiento, el palacio real o la iglesia de los santos Wenceslao, Estanislao y Dorotea. Cerca de Wroclaw vale la pena visitar las formaciones rocosas de Karkonosze. Junto con San Sebastián es la capital europea de la cultura en 2016.
Poznan
Antigua capital polaca en el siglo X y sede del primer obispado de Polonia, es un importante enclave comercial y la segunda ciudad financiera del país. Como en Madrid la puerta del Sol, o en París la plaza de l'Étoile, en Poznan encontramos la plaza del mercado, de la que salen 12 calles rodeadas de edificios de los siglos XV y XVI. Como antigua capital, mantiene importantes edificios históricos como la catedral, la iglesia de la Asunción, el edificio de la Ópera o el Ayuntamiento donde diariamente al mediodía dos corzos entrecruzan sus cuernos a golpes de campanada. Impresionante también el Jardín de Palmiarnia que alberga 17.000 plantas, uno de los más grandes de Europa.
Fuera ya de las ciudades que son sedes de la Eurocopa vale la pena visitar los skansens, museos al aire libre muy típicos de las zonas rurales. La mejor manera de disfrutar de la música popular polaca es acudir a uno de los festivales que se celebran durante los meses de verano en todo del país. Marcada a lo largo de su historia por muchas religiones, Polonia es un mosaico de centros religiosos como la iglesia de la Reforma Evangélica de Varsovia, de la minoría calvinista, una ciudad con varias sinagogas aunque quedaron muy pocas tras la presencia de los nazis y del régimen comunista. Algo que si dejaron los nazis fueron los campos de concentración. Uno de los más visitados el de Auschwitz-Birkenau (murieron 150.000 polacos y más de un millón de judios). Otras muestras de la arquitectura religiosa las encontramos en Cracovia, lugar de peregrinaje hacia el santuario mariano de Czéstochowa, el cementerio musulmán de Kruszyniani, utilizado por la minoría tártara, o las pintorescas iglesias de madera, en los Cárpatos.
No cabe duda de que el fútbol puede ser una buena excusa para conocer países y ciudades. ¡Buen viaje!