La falta de políticas fiscales, la precariedad de las infraestructuras y la debilidad en la productividad son algunos de los problemas que lastrarán el crecimiento económico que ha vivido Latinoamérica en «su decenio dorado», según el informe «Perspectivas económicas para Latinoamérica 2014», presentado en la Fundación Ramón Areces de Madrid por la OCDE, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. Aun así la situación actual deja margen para la bonanza económica en esos países.
En el ámbito externo también crean incertidumbres la ralentización del crecimiento económico chino y la reactivación de la economía estadounidense, en menor medida la europea, porque eso supone que los inversores diversifican sus mercados, y no se centrarán tanto en la estabilidad que les ofrecían hasta ahora los países de esa región. Para el director del Centro de Desarrollo de la OCDE, Mario Pezzini, «durante los últimos años se han reducido los niveles de deuda y se ha realizado una coordinación entre la política social y la económica», lo que permite al continente reducir el impacto negativo que pueden tener la falta de nuevos flujos de capital.
Los diferentes economistas que han participado en la presentación del informe, han coincidido en que existe una incertidumbre en las condiciones financieras globales y han recalcado los retos estructurales que padecen históricamente estos países, con grandes bolsas de pobreza, aunque se ha reducido el número de pobres en casi todos los países.
Precisamente ese es uno de los motivos de las continuas movilizaciones sociales. Según los expertos de la OCDE, la bonanza económica ha permitido a muchas personas acceder al mercado laboral e ingresar en las denominadas «clases medias», que exigen a sus gobiernos mayores servicios de carácter social. Ese sería el origen de las manifestaciones de Brasil, Chile o Colombia. El director para Europa del Banco de desarrollo de América Latina (CAF), Guillermo Fernández de Soto, ha destacado que «las clases medias piden mejoras y sienten que sus necesidades no han sido atendidas de forma correcta».
Guillermo de la Dehesa, ex secretario de estado de economía, las ha diferenciado de lo que ocurre en Argentina y Venezuela, que no han hecho reformas suficientes «y estan peor preparados» para aguantar la nueva situación económica mundial que se presenta.
El informe de la OCDE señala que para los próximos años «habrá una menor demanda para los bienes y servicios exportados por la región, debido a la moderación en el crecimiento del comercio mundial». Por otra parte las previsiones señalan que «un futuro endurecimiento de la política monetaria en Estados Unidos encarecerá progresivamente la financiación externa y se pueden reducir los flujos de capitales hacia la región», que puede sufrir de nuevo altos índices de inflación.
Mario Pezzini ha destacado que «en el mundo vivimos cambios radicales» y recomienda que para que los países latinoamericanos sigan mejorando la calidad de vida de sus ciudadanos es necesario aumentar los ingresos fiscales (que se sitúan en una media del 16% cuando en Europa supera el 34%) y mejorar las infraestructuras para recudir los costes del transporte.
Pero para los expertos es imprescindible que se diversifique la producción entre los países, se fortalezca la productividad, se potencie la educación y se apueste por la innovación. El director para Europa del CAF, ha reconocido que «las condiciones externas no serán tan favorables y habrá que hacer reajustes, pero la región está preparada para choques externos». Fernández de Soto ha añadido que «la fiesta no será con mariachis ni con cumbias, como ocurría ahora, será una reunión más sobria, si se quiere mantener la estabilidad económica».
Este es el octavo informe que, con carácter anual, presenta la OCDE y que será estudiado en la Cumbre Iberoaméricana de 2014 en México. Precisamente el secretario general Iberoamericano (SEGIB), Enrique Iglesias, ha clausurado el acto, recordando que a partir de ahora «los vientos no vendrán de cola, sino también de frente» y ha recordado que «entramos en el ciclo chino», por eso Latinoamerica debe definir una estrategia común respeto a China como se ha hecho con Estados Unidos y la Unión Europea, que se ha materializado en cumbres bilaterales. También ha destacado la necesidad de fortalecer los vínculos económicos regionales, pero «sin que tengan que ser una copia de la UE».