Que a Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE), se le suba a la mesa una activista en plena rueda de prensa dice mucho de cómo está cambiando la forma de ver la economía.
Es un síntoma del profundo divorcio que se ha originado con la crisis entre la macroeconomía y la economía real. La de andar por casa. La que ha hecho que Podemos, el partido que encabeza Pablo Iglesias, haya decidido financiar su campaña a las Comunidades y Ayuntamientos a base de microcréditos. Ya lo hizo en las elecciones andaluzas y le salió bien.
Los microcréditos, una fuente de financiación que creó Muhammad Yunnus en Bangladesh en 1976 para ofrecer oportunidades de autoempleo a desempleados de las zonas rurales, ha resurgido con fuerza en los países desarrollados.
Están alcanzando su cénit gracias a Internet, medio ideal para estas nuevas formas de entender la economía. Como en este sitio web los microcréditos son rápidos, directos, flexibles y se solucionan en apenas 15 minutos desde un móvil o un ordenador, sin preguntas incómodas,.
La Comisión Europea ha señalado la importancia del papel de los microcréditos al considerar que se han convertido en «una herramienta válida para luchar contra la pobreza en Europa y sacar del sistema de prestaciones sociales a las personas en paro mediante la promoción del autoempleo.» Las microempresas, que no encuentran financiación en los bancos, tienen muchas posibilidades con estas nuevas formas de financiación.
Otra novedosa modalidad de financiarse es el Crowdfunding, un sistema de cooperación entre personas que aportan dinero u otros recursos, para apoyar los esfuerzos e iniciativas de otros emprendedores u organizaciones. Así se están financiando últimamente líneas de investigación, películas o proyectos sociales. La diferencia con las otras formas es que las personas que dan dinero no lo recuperan.
El crecimiento de estos nuevos sistemas de gestionar la economía se ha debido en gran parte a la reducción de los préstamos tradicionales por parte de los bancos. Aunque no parece que vaya a ser flor de un día, a medida que Europa comienza tímidamente a recuperarse, la microfinanciación sigue creciendo, lo que puede indicar un cambio de paradigma.