El presidente francés, François Hollande, ha pedido disculpas al gobierno boliviano por la decisión de su país de cerrar su espacio aéreo al avión en el que regresaba a su país Evo Morales. Hollande ha declarado que tenían i«nformaciones contradictorias sobre dos aviones, pero una vez comprobaron que era el del presidente», él mismo dió el permiso para abrir el espacio aéreo. Este es solo uno de los errores u omisiones que esta semana dejan en entredicho la credibilidad de la diplomacia europea.
Hace poco más de medio año la UE recibía el premio Nobel de la Paz. Durante las últimas décadas el continente europeo ha abanderado la lucha por la democracia y los derechos humanos, anteponiendo estos principios en su acción política internacional. Los incidentes de esta semana con el avión que trasladaba al presidente boliviano, la posición ante el golpe militar en Egipto y la «suavidad» de las críticas a las escuchas telefónicas de los ciudadanos por parte de Estados Unidos, dejan claro, que algo se está perdiendo en este ámbito.
Esta semana cuatro países europeos, todos ellos con una larga experiencia en la diplomacia internacional, han cometido un «fallo» de principiantes, sentando un precedente muy peligroso. Francia, Italia, España y Portugal, impedían al avión presidencial boliviano, en elel que viajaba Evo Morales, sobrevolar su espacio aéreo por una falsa advertencia de Estados Unidos. Washington les pedía que controlaran el vuelo, porque en el aparato viajaba Edward Snowden. El incidente ha enfurecido a los gobiernos latinoamericanos, que han mostrado su solidaridad con un presidente, que según ellos, ha sido humillado. Hace años muchos gobiernos europeos pusieron muy pocos problemas a los vuelos, esos sí, ilegales de la CIA, en el que viajaban posibles sospechosos de Al Qaeda, que no habían sido previamente juzgados. Hasta ahora nunca se había prohibido a un avión presidencial sobrevolar el espacio aéreo de ningún país. Primer fallo diplomático de la semana.
Los militares egipcios dieron el miércoles un golpe de estado y derrocaron a Mohamed Morsi, un presidente elegido democráticamente. Sorprende la falta de declaraciones oficiales condenatorias de las instituciones europeas, a pesar de la veintena de muertos y los más de 1.000 heridos. Lo mismo ocurrió hace años con el golpe de estado contra el expresidente venezolano Hugo Chávez. Catherine Ashton, hace días que está desaparecida, como casi siempre. Pero la postura ante esta situación a las puertas de Europa, también sienta graves precedentes y evidencia demasiada debilidad y desorientación de las autoridades comunitarias. De momento sólo se limitan a pedir contención y prudencia a los seguidores de ambos bandos. Segundo error diplomático... y de visión de futuro.
Europa se mostraba contrariada y preocupada por la divulgación de espionaje a las sedes de las instituciones europeas por parte del gobierno estadounidense. La Comisión Europea y el Parlamento pusieron el grito en el cielo... pero con la boca pequeña. Quejas de algunos gobiernos que pedían explicaciones pero al final se ha priorizado el tratado de libre comercio sobre las exigencias de un respeto a la privacidad de los ciudadanos, obviando una base inalterable de los principios de la Unión Europea. En su edición de este sábado «The Washington Post» señala que ha habido mucho teatro político en las protestas europeas», un teatro que califica de hipócrita.
El accidentado vuelo del presidente boliviano, la falta de defensa de los derechos de los ciudadanos europeos por la invasión a su privacidad y la pasividad ante lo que ocurre en Egipto, son tres ejemplos claros de que algo falla en la política exterior europea, siempre uno de los flancos más débiles de las instituciones comunitarias, y menoscaba la imagen, la ideosincrasia y los principios básicos de los europeos. La crisis parece que va a llevarse por delante algo más que el modelo económico y social de la UE.