Las mujeres en Irak siguen siendo objeto de violencia física, emocional y sexual, según nuevo informe desolador de dos organizaciones de derechos humanos.
El informe "Sin lugar al que recurrir: la violencia contra las mujeres en el conflicto de Irak concluye que los ataques contra las mujeres, perpetrados en todo el país por grupos armados tanto a favor como en contra del gobierno, son una táctica de guerra en Irak, y destaca que las víctimas son castigadas por las agresiones que sufren, mientras que el Código Penal absuelve a los responsables.
«Todos los bandos en el conflicto amenazan a las mujeres: los grupos armados que las amenazan, las matan y las violan; las fuerzas policiales y de seguridad, dominadas por hombres, que no las protegen y a menudo son cómplices de la violencia contra ellas; y por parte de grupos criminales que se aprovechan de sus circunstancias desesperadas», denuncia.
«Son traicionadas simultáneamente por un contexto político, jurídico y cultural más amplio que permite a los autores de actos de violencia de género quedar libres y que estigmatiza o castiga a las víctimas», continúa el informe.
Los derechos de las mujeres se basan en condiciones y códigos «morales», similares a los del movimiento extremista Talibán, que les prohíben usar oro o salir de casa sin un pariente varón, destaca el documento, elaborado por el Grupo por los Derechos de las Minorías Internacional y el Centro para los Derechos Civiles Alto el Fuego.
La investigación también denuncia las amenazas contra las mujeres que trabajan como médicas, educadoras, abogadas o periodistas. La agresión sexual es otro de los problemas que padecen las mujeres iraquís, junto con su mercantilización, las desapariciones, el cautiverio y la tortura.
Las mujeres kurdas yazidíes son atacadas de forma masiva, y se dice que muchas son vendidas como esclavas sexuales u obligadas a casarse con combatientes del grupo radical Estado Islámico (EI). La trata de mujeres «ha proliferado en los últimos años», asegura el informe, que describe redes de prostitución relacionadas con la misma.
El colapso de la sociedad iraquí
Hablamos con Mark Lattimer, director del Centro para los Derechos Civiles Alto el Fuego, una de las dos organizaciones que realizaron el informe. Parte del problema de Irak es su «pésimo estado de derecho» con elementos del Código Penal que «discriminan a las mujeres y permiten que los autores de los abusos sigan libres tras agredir e incluso a veces matar a las mujeres», observa.
Lattimer también se refirió al colapso de la sociedad iraquí, que ya lleva años y que ha generado una explosión de violencia contra las mujeres. «Lo sucedido en Irak no es solo la historia de los últimos seis meses. Es la historia de los últimos 12 años», asegura.
Antes de plantear estrategias militares pensadas por los jerarcas, y que implican armar a los distintos bandos para generar más violencia, hace falta escuchar a los civiles iraquíes, especialmente a las mujeres, explica Lattimer.
«El problema es que las voces de las mujeres civiles son, en los hechos, ignoradas en Irak, y son ignoradas a nivel internacional».
La comunidad internacional
«Ya no es posible hablar de Irak si eso no implica el compromiso o la participación internacional», opina Lattimer. «Hay muchos Estados más que están íntimamente involucrados con lo que está sucediendo en Iraq», dice, refiriéndose a los países vecinos del Golfo que aportan gran cantidad de dinero a diversos grupos armados de la oposición.
El gobierno iraní apoya a las autoridades iraquíes militarmente, y Estados Unidos y los miembros de su coalición realizan bombardeos y ataques aéreos contra el EI en Irak. Los países que influyen en el gobierno iraquí, entre ellos Estados Unidos y otros de Europa, «deben dejar muy en claro que su apoyo a Irak no implica o no debe incluir darle luz verde a las milicias chiíes», añade.
El informe incluye numerosas recomendaciones para el gobierno federal de Irak, el gobierno regional kurdo y la comunidad internacional, como la modificación del código penal, impedir la transferencia de recursos a bandos peligrosos, el reclutamiento de mujeres en la fuerza policial, mejorar el apoyo a las sobrevivientes de abusos, y promover la rendición de cuentas de los responsables de violar el derecho internacional.
Shatha Besarani, portavoz en Gran Bretaña de la Liga de Mujeres Iraquíes, dice que ha visto informes similares en años anteriores con recomendaciones casi idénticas. Hay «tantos informes sobre exactamente el mismo tema de preocupación para las mujeres iraquíes, la violencia. En todos estos años, desde 2003, se ha agravado cada vez más, y ahora ha llegado al punto en que las mujeres son vendidas y compradas como ganado», nos dice.
«Me preocupa una cosa... quiero saber en qué medida estos informes afectan a las vidas de las mujeres, cuánto están mejorando sus vidas... y cuánto están afectando a este maldito gobierno iraquí, donde uno tras otro plantea estos problemas islamistas, y no hacen nada por las mujeres», se queja.
Lo que les sucede a las mujeres iraquíes ni siquiera puede medirse, según Besarani. «¿Tenemos un sistema judicial que lleva al hombre que quema su mujer a la justicia? No. Las mujeres son culpadas, pero nunca se escucha que se culpe a un hombre», asegura.
La activista quiere que algún organismo responsabilice al gobierno o a los responsables y les pregunte «una y otra vez, ¿qué has hecho? ¿Se hace algo en verdad sobre la base de los hechos y las estadísticas y la realidad?».
En su opinión, los grupos de mujeres y las organizaciones no gubernamentales, tanto grandes como pequeñas, hacen falta para esta causa tanto como la Organización de las Naciones Unidas.
«Sin lugar donde recurrir: la violencia contra las mujeres en el conflicto de Irak» se presentará en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en marzo de 2015, en Ginebra.