La BBC se refiere a una «asistencia masiva» en la «manifestaciön de la independencia». El Financial Times afirma que «la crisis incendia el independentismo en Catalunya». The Guardian, en la crónica de su enviado especial resalta que la corriente independista ha aglutinado ya a la mayoría de los catalanes, que ya son el doble que en 2008, cuando empezó la crisis económica
Para el estadounidense The New York Times la manifestación de ayer añade problemas a España. En la web de The Wall Street Jounal, la imagen de la concentración se une a otra tan emblemática en ese país como la del 11-S. En Francia, Le Monde y Libération hablan de «marea humana» y resaltan el conflicto económico como principal causa del auge del independentismo; L'Independant, se refiere a una «manifestación histórica» y apunta que «habrá un antes y un después» de la convocatoria de 2012. El Frankfurter Allgemeine titula «en la necesidad, independencia»
La multitudinaria manifestación ha reforzado las aspiraciones soberanistas de Cataluña, como ha quedado demostrado en la valoración que ha hecho el presidente de la Generalitat, Artur Más. Ha defendido que Cataluña lleva 30 años destinando sus energías al conjunto de España para que fuera un «buen país» y con las esperanza de que se convirtiera en un «Estado más amable y respetuoso con las aspiraciones catalanas» pero que desde hace tiempo Cataluña ha iniciado un rumbo nuevo.
«España inició hace 30 años su transición y ahora nos toca a nosotros», ha dicho en el palacio de la presidencia catalana. «Nada será fácil, pero todo es posible», ha solemnizado en un mensaje con el que asume implícitamente el objetivo final de la independencia de Catalunya, aunque sin concretar nuevos pasos ni fijar plazos.
El gobierno español dice que el acto de ayer hay que analizarlo en frío y que un gobierno debe definir sus «prioridades» para afrontar una crisis. La vicepresidenta del ejecutivo español, Soraya Sáenz de Santamaría, ha recordado que lo prioritario en este momento son los cinco millones de parados.
En Bruselas el portavoz de la UE, Olivier Bailly, ha dicho que no tenía nada que comentar y ha recordado que el Tratado «no tiene disposiciones sobre la secesión de una región en un estado miembro». Hace unos días el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, admitía por primera vez que «en el hipotético caso de una secesión» de Cataluña debería realizarse una negociación internacional a tres bandas.
Es la primera vez que el ejecutivo comunitario habla de la posibilidad de una negociación internacional sobre este asunto. Respondía así a una pregunta de la eurodiputada italiana de la Liga Norte, Mara Bizzotto, sobre si en el caso de independencia, los catalanes «perderían inmediatamente sus estatus de ciudadanos de la UE, sus derechos y sus deberes», a lo que Barroso contestó que «la ciudadanía de la UE sólo corresponde a los ciudadanos de los Estados miembros».
Agobiada por la crisis, al calor de las independencias de Kosovo, del reciente éxito de los independentistas en Quebec, y a la espera de lo que suceda en el referéndum escocés de 2014, Catalunya vuelve a poner sobre la mesa un debate nunca cerrado y poco planteado en las instituciones europeas. El lema de la manifestación en Barcelona era «Cataluña, nuevo estado de Europa» ¿Qué ocurriría si una región pasase de una manifestación en la calle a declararse un nuevo estado?