A solo un mes de que asuma la presidencia rotatoria de la UE, el gobierno de Chipre avisa de que hay una posibilidad muy seria de que el país tenga que pedir el rescate europeo. La dependencia que su sistema financiero tiene de Grecia ha llevado al país a tener unas necesidades de liquidez para su banca que no puede cubrir. Hasta ahora el dinero ruso ha sido suficiente, pero antes de fin de mes, Chipre tiene que lograr 1.800 millones de euros o acudir al rescate.
Se calcula que la exposición de la banca chipriota a la deuda griega asciende a 23.000 millones de euros y el volumen total de la economía del país se queda en 17.300 millones. De modo que a medida que la situación en Grecia se iba complicando, la economía de Chipre entraba en una espiral de endeudamiento que ha desembocado en una»situación caótica», en palabras del gobernador del banco central de Chipre, Panicos Demetriades, que fue quien adelantó las posibilidades de pedir un rescate a la UE , en una entrevista al Financial Times.
Las agencias de calificación Moody's, Standard & Poor's y Fitch ya rebajaron la calificación de la deuda chipriota a la categoría de bono basura, precisamente por las necesidades de liquidez de sus bancos que han sufrido unas pérdidas estimadas en 3.000 millones de euros en la quita de la deuda griega. Entonces Bruselas negaba las posibilidades de intervención.
Ahora se acelera la búsqueda de financiación porque antes de fin de mes, Chipre debe conseguir 1.800 millones de euros para recapitalizar al Banco Popular, el segundo mayor del país. Hay serias dudas de que se pueda conseguir esa cantidad del sector privado, así que el gobierno de Nicosia tiene dos opciones, acudir al Fondo de Estabilidad de la UE o volver a pedir a Rusia, que ya ha prestado a Chipre 2.500 millones de euros.
Chipre ha ido acercándose paulatinamente a Moscú que no solo ha prestado ayuda económica, sino también política, defendiendo las posiciones chipriotas en el conflicto con Turquía por la división de la isla. El caso es que Chipre se ha convertido en un lugar de inversión para empresarios rusos, poseedores ya de más del 25% de los depósitos bancarios, según datos del diario británico The Guardian. Las autoridades chipriotas niegan que la isla sea un paraíso fiscal para blanquear dinero ruso.
El presidente del país, el comunista Demetris Christofias, intenta evitar a toda costa someter a Chipre al drástico ajuste presupuestario que implica el rescate de la UE y ha prometido que no habrá nuevas medidas contra los trabajadores, mientras él esté al frente del Estado. Las consecuencias de la ayuda financiera europea en Grecia asustan en Chipre.