Los resultados de todas las consultas electorales celebradas en los países de la UE en los últimos tiempos demuestran un importante voto de castigo a los grandes partidos tradicionales. Al margen de las circunstancias nacionales en cada país, los partidos marginales se abren paso, como consecuencia de la situación económica, y crece la tendencia hacia la formación de parlamentos fragmentados y gobiernos inestables.
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