Un 6% de los estudiantes que han buscado trabajo en otro país de la UE no han podido trabajar, bien porque sus estudios no son reconocidos o porque el empresario requería una formación específica que no tenían los aspirantes al puesto de trabajo. Para evitar estos problemas los expertos creen que se debe prestar más atención en la educación y formación de las materias impartidas y preocuparse menos por el número de horas lectivas. También proponen que se incentive la motivación de los profesores y se apueste por las actividades creativas que fomenten la curiosidad de los alumnos.

El idioma es un problema añadido. Aunque en todos los países se enseña un segundo idioma durante la primaria y la secundaria, ese sigue siendo un escollo a la hora de encontrar trabajo, principalmente por desconocimiento de las palabras básica específicas de cada empleo, aunque la mayoría de los encuestados creen que esos conocimientos se pueden adquirir fuera del marco educativo.

El estudio demuestra una vez más la distancia existente entre el sistema educativo y el mundo empresarial. Los esfuerzos realizados en el ámbito universitario con el Espacio Europeo y la adaptación de los planes de Bolonia, siguen sin conectar con las necesidades de las empresas, a lo que hay que añadir las trabas burocráticas con las convalidaciones de los estudios.

La Comisión ha puesto en marcha diferentes políticas como el «Marco Europeo de Cualificaciones», que da la posibilidad a los estudiantes de comparar su formación con el resto de países europeos, o el sistema de reconocimiento de créditos. Sin embargo, el programa presenta diversos problemas: la puesta en marcha ha sido demasiado lenta; siguen existiendo numerosos obstáculos para la movilidad; y la iniciativa aún no ha sido adaptada a los programas de enseñanza. Tan solo el 21% de los encuestados ha oído hablar de la existencia de esta plataforma y solo la ha utilizado un 9%.

A pesar de esos esfuerzos, la encuesta realizada por la CE y dirigida por profesionales de la educación, muestra que esas son las principales barrera para acceder a puestos de trabajo en otro Estado miembro.