Javier Doz, secretario de Internacional de Comisiones Obreras, repasa con euroXpress el punto en que se encuentra la economía europea y las propuestas de Bruselas para lograr crecimiento y empleo. Una política «desenfocada», en su opinión.
euroXpress.-En Europa no se crea empleo. La tasa de paro en la zona euro está estancada en el 10% desde hace meses. ¿Es una consecuencia de los planes de austeridad impuestos por los gobiernos de la UE?
Javier Doz.-Indudablemente están influyendo para mal y los impulsores de esos programas lo saben. No hay que ser un Premio Nobel de economía para saber que se está deprimiendo el consumo y la inversión pública e indirectamente también el consumo privado, a través de la caída de los salarios. Todo lleva a una caída de la demanda interna, que sólo países que tienen una gran capacidad exportadora, como Alemania, pueden ver compensado. Eso sin contar que en algunos países están aprovechando para hacer procesos de reestructuración empresarial que llevan aparejada una disminución del empleo.
eXp.-Toda Europa ha vivido la crisis, pero Austria y Holanda tienen unas tasas de empleo del 4% y España supera el 20% ¿Por qué afecta de manera tan distinta?
J.D.-En Holanda hay que tener en cuenta el gran porcentaje de empleo a tiempo parcial que tienen, que no siempre es voluntario como, a veces se quiere hacer creer. Pero las diferencias dependen de la estructura productiva. La economía española, con anterioridad a la crisis, ya presentaba unas altas tasas de paro, acompasada con una entrada fuerte de inmigrantes y con más incorporación de la mujer al mundo laboral. Las economías austriaca o alemana tienen un sector industrial fuertemente productivo, con mucho peso, que permite que el conjunto de la economía se vea beneficiado y repercuta a otros sectores de servicios. Nosotros hemos basado nuestro crecimiento en sectores de bajo valor añadido y cuando llega la crisis el empleo se destruye con la misma facilidad con que fue creado.
eXp.-Bruselas repite una y otra vez que el futuro de la economía está en la innovación y la investigación. ¿Está usted de acuerdo?
J.D.-Sí, se ve en cómose comporta, por ejemplo, la economía de los países nórdicos que ya han alcanzado el objetivo del 3% en I+D+i, para nosotros inalcanzable. España tiene un déficit de inversión y de recursos en educación. Las economías que mejor resisten la crisis son las que tienen una inversión y unos resultados en educación, formación, investigación y desarrollo. El problema es que se nos dice que eso es lo que tenemos que hacer y luego las políticas reducen el dinero que se dedica a esos sectores. Esa es la tremenda contradicción del discurso oficial de las políticas de ajuste.
eXp.-Europa sigue exigiendo reformas en el mercado de trabajo y en los sistemas de pensiones. Desde el punto de vista sindical, ¿cree usted que son necesarias para reactivar la economía?
J.D.-Depende de qué reformas. Nosotros hemos llegado al Acuerdo Social por responsabilidad, pero la reforma laboral se vendió en su día como necesaria para crear empleo y para que la brecha entre trabajadores fijos y temporales se redujera y no se ha producido ni lo uno ni lo otro. Una reforma laboral no crea empleo. El empleo proviene de la inversión de los gobiernos y los empresarios privados. Además es necesario que haya financiación porque, sin ella, se reduce la demanda interna.
eXp.-Alemania y Francia han presentado su Plan de Competitividad para Europa con más exigencias para los 27 ¿Es una buena propuesta?
J.D.-Lo primero que hay que decir es que no hay una posición coherente franco-alemana por mucho que se quiera vender así. Lo que debía hacer Alemania es contribuir a que la crisis de la deuda se paralice porque sólo estamos en una tregua. No se ha resuelto el problema. El plan alemán no tiene un proyecto para acabar con ese asunto. Los estados pueden ser salvados a costa de unos planes de ajuste brutales y de generosos créditos a enormes tipos de interés, que hacen inviable la solvencia futura de esos países. No se habla de eurobonos, de intervención del Banco Central Europeo, de prohibir las operaciones financieras a corto plazo, de crear un impuesto a las transacciones financieras como instrumento de lucha contra la especulación ni del relanzamiento de Europa con unas políticas de inversión que puede financiar el Banco Europeo de Inversiones. Sin embargo, se pretende intervenir en los salarios y en la negociación colectiva.
eXp.-En cualquier caso el plan de Merkel llega cuando se intenta institucionalizar un gobierno económico europeo que coordine 27 políticas nacionales
J.D.-Tanto en la versión alemana como en la de la Comisión europea, el gobierno económico europeo está desenfocado, es limitado e injusto. Está centrado únicamente en reducir déficit y deuda pública. Eso es necesario, pero la cuestión es con qué ritmo se hace, a partir de qué momento y como se reparten las cargas, que caen de manera casi exclusiva sobre empleados, pensionistas y trabajadores públicos. Eso es inaceptable, hay que reducir déficit pero no de manera tan injusta. No se habla de los impuestos, se hace a costa de reducir el crecimiento y, por tanto, el empleo y eso genera más déficit. La propuesta de un gobierno económico europeo es la implantación de la agenda neoliberal.
eXp.- Quizá no se podía esperar más teniendo en cuenta que la mayoría de los gobiernos de la Unión Europea son conservadores.
J.D.-Es que tampoco hay alternativa en los gobiernos socialistas a la gestión de la crisis europea. Ni la Internacional Socialista ni el Partido Socialista Europeo han dicho nada. En España, Portugal o Grecia, con gobiernos socialistas, no hay un planteamiento estratégico. Es un drama para la izquierda socialdemócrata, para el socialismo europeo. Ante una crisis de esta naturaleza el G20 está predicando políticas keynesianas. Cuando todo el mundo está diciendo que es necesario regular el sistema financiero internacional para que no repitan los errores, los socialistas europeos están siguiendo al pie de la letra las políticas conservadoras. No hay nada serio en ninguna parte del mundo.