DURBAN, Sudáfrica (IPS) — La conferencia del clima de la ONU llega a su fin, pero casi nadie cree que se logre un acuerdo para un segundo periodo de compromiso del Protocolo de Kyoto para la reducción de emisiones contaminantes. La 17 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 17) está previsto que termine este viernes 9 en Durban, Sudáfrica, pero es posible que el debate se extienda incluso hasta la mañana del sábado.
El martes 6 llegaron casi 150 ministros y jefes de Estado, lo que hizo que las negociaciones pasaran al plano político. Para que se logre un tratado posterior a la expiración en 2012 del Protocolo de Kyoto, firmado en 1997 y en vigor desde 2005, economías emergentes como China, India, Corea del Sur, México y Sudáfrica tienen que estar de acuerdo. Lo mismo ocurre con Estados Unidos, que ni siquiera suscribió el primer periodo del tratado climático.
El mismo hizo que 37 naciones industrializadas se comprometieran a reducir en un 5,2 por ciento sus emisiones de carbono, tomando como punto de partida los valores de 1990. Otros grandes contaminadores, como Canadá, Rusia y Japón, ya proclamaron su desinterés en un segundo periodo de compromiso.
A comienzos de esta semana, las negociaciones parecieron cambiar de rumbo, cuando el principal negociador de China, Xie Zhenhua, anunció que su país estaba abierto a un acuerdo internacional vinculante. Pero su declaración pronto resultó ser un juego estratégico. Zhenhua no dijo que China estuviera dispuesta a «ser parte de» ese acuerdo.
Muchos expertos en clima creen que Estados Unidos jugó un rol particularmente fuerte en el enlentecimiento de las negociaciones. «El representante de Obama evidentemente vino a Durban no para ser constructivo sino para frenar el avance de otros países. Sus excusas para la inacción van y vienen como la marea. Una vez que se elimina una excusa, aparece otra», se lamentó la portavoz del Fondo Mundial para la Naturaleza, Caroline Behringer.
Incluso el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, echó por tierra las expectativas durante la apertura del segmento de alto nivel de la cumbre, el martes 6. Un acuerdo exhaustivo y legalmente vinculante «puede estar fuera del alcance», dijo entonces. Mientras los negociadores intentan llegar a una decisión, se tensa la atmósfera en los pasillos del centro de conferencias de Durban, donde se realiza la cumbre. Ministros y jefes de delegaciones se retiran a salas separadas para debatir a puerta cerrada los contenidos del documento de 131 páginas, base para todas las negociaciones.
Afuera, los delegados hablan en voz baja. Hasta que se anuncie el resultado final, todos retienen el aliento. La posibilidad de concluir con una hoja de ruta para un acuerdo sobre la reducción de emisiones a partir de 2015 y con plazo en 2020, que incluya a los principales contaminadores y a las economías emergentes, también está en terreno resbaladizo.
«Vemos una falta de voluntad política entre algunos grandes emisores (de gases de efecto invernadero) para llegar en Durban a un resultado justo y ambicioso, que salve las vidas y los medios de sustento de millones de personas pobres y vulnerables afectadas por el cambio climático», dijo Tonya Rawe, de la organización humanitaria internacional CARE. «Algunas partes ya hablan de postergar las decisiones sobre un acuerdo legalmente vinculante hasta 2020. Esto es un desastre, dado que puede crear una década entera sin ningún avance», agregó.
Los delegados temen que solamente se alcance una declaración no vinculante, a través de la cual los países declaren vagamente su disposición a acordar objetivos obligatorios de reducción en algún momento. Hasta ahora, solamente la Unión Europea y algunos otros países europeos, como Suiza, han expresado que, en las horas que quedan para que termine la cumbre, continuarán impulsando compromisos entre los principales emisores de carbono que actualmente no forman parte del Protocolo de Kyoto.
«Todas las principales economías tienen que comprometerse, por supuesto respetando las responsabilidades comunes pero diferenciadas. Si no se comprometen con un acuerdo en el futuro cercano, asumen una responsabilidad insoportable», advirtió Connie Hedegaard, comisaria europea de Acción por el Clima.
Las negociaciones no solamente giran en torno a una extensión de los periodos del Protocolo de Kyoto. Otro asunto importante es la adopción del Fondo Verde para el Clima, mediante el cual se canalizará el apoyo financiero destinado a esfuerzos de mitigación y adaptación al cambio climático en los países pobres. Pero los debates sobre este tema también han sido escabrosos, luego de que varios países -entre ellos Estados Unidos, Bolivia, Arabia Saudita y Venezuela- dijeran estar insatisfechos con el borrador del documento y querer realizar enmiendas.
Además, la crisis económico-financiera del mundo industrializado, que se expande al resto del planeta, retrasó los avances en este sentido: los países ricos, que se supone financiarán parcialmente el Fondo Verde, dudan en asumir los compromisos presupuestarios. Tal como están las cosas, es probable que el Fondo Verde se apruebe en Durban, pero sin planes tangibles para su financiación.
«No tenemos más tiempo que perder para salvar a los más amenazados por el cambio climático», urgió Mizanur Rahman Bijoy, investigador de la Red sobre Cambio Climático en Bangladesh. «Pero en vez de actuar, a los gobiernos principalmente les preocupan sus economías nacionales. De ese modo, no se tomará ninguna decisión importante y necesaria», agregó.