La Conferencia del Clima de Copenhague, que no duró doce sino trece días, ha terminado con un acuerdo de «mínimos» según dicen la mayoría de los expertos y la prensa especializada. Un acuerdo que recoge la propuesta hecha por Estados Unidos, China, India, Brasil y Suráfrica, en el que se acepta limitar el aumento de la temperatura del planeta a menos de 2º, tomando como referencia la época preindustrial, pero no fija los límites a los que va a llegar cada país ni la forma de verificarlo; promete una ayuda de 30.000 millones de dólares en los próximos tres años (10.600 millones de euros de la UE, 11.000 millones de dólares de Japón y 3.200 millones de dólares de EE UU) y establece el objetivo de llegar a 70.000 millones de euros anuales para 2020 que «provendrán de una amplia variedad de fuentes, públicas y privadas, bilaterales y multilaterales.»
En documento anexo se habla de la importancia de proteger los bosque y muy de pasada de los mercados de carbono.
Lo que ha quedado bien claro, como ha señalado la UE es que este acuerdo «no solucionará la amenaza climática.»
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, se mostró «decepcionado» y «preocupado» porque no se hubiera logrado un compromiso vinculante. Señaló que «el texto está por debajo de las ambiciones europeas» y añadió que «es mejor que no tener ningún acuerdo... ahora necesitamos llevar este proceso a una nueva fase y aprender las lecciones de esta experiencia.»
Esa próxima fase puede ser dentro de seis meses en Bonn, donde se reunirán de nuevo los expertos para preparar la próxima Conferencia de la ONU que tendrá lugar en México.
Se entiende la decepción de la UE, que desde hace años trabaja duramente para conseguir reducir la emisión a la atmósfera de los gases de efecto invernadero. Cuando ratificó el protocolo de kioto en 2002, estaba integrada por 15 países, a medida que se han ido incorporando otros lo han ido ratificando a su vez, excepto Malta. En su conjunto la Unión ha cumplido los compromisos que adquirió.
Además en diciembre de 2008, adoptó una política, conocida como 20-20-20 que llegaba hasta 2020, con un contenido muy ambicioso.
20% menos en las emisiones de gases de efecto invernadero
20% de eficacia energética
20% de energías renovables
Cada vez queda menos tiempo, como han señalado en numerosas ocasiones los representantes de las ONG y los expertos. En una conferencia sobre Cambio Climático y Derechos Humanos, celebrada con ocasión de la Cumbre de Copenhague, la ex Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Mary Robinson y la secretaria general de Amnistía Internacional, Irene Khan, señalaron que «Los derechos a los alimentos, al agua, al alojamiento y a la salud corren el riesgo de ser socavados por el cambio climático» e hicieron hincapié en que "«a lucha contra la pobreza y la lucha contra el cambio climático son una lucha integral por los derechos de las personas marginadas de este mundo.»
El mensaje de los ciudadanos europeos es claro, como señaló Margot Wallström, vice presidenta de la Comisión Europea, «la lucha contra el cambio climático debe ser una prioridad absoluta para la UE. Confirma nuestra convicción de que combatir el cambio climático y salir de la recesión económica no son excluyentes.»
Según un eurobarómetro reciente el 63% de los europeos cree que el cambio climático es un problema muy grave, frente al 24% que solo lo considera bastante grave. El 62% está convencido de que no es imposible frenarlo.
Aunque en Copenhague se ha hecho muy poco ¿Será México la cita definitiva?