La reunión de Damasco fue considerada, en general, una farsa, ya que estuvo organizada con el permiso y bajo el firme control del gobierno de Assad, mientras que los medios internacionales prácticamente ignoraron la conferencia de Derik, ya que los ojos del mundo estaban puestos en el encuentro de Riad.
La conferencia en la capital saudí estuvo patrocinada por varios aliados internacionales de las diversas facciones enfrentadas en Siria. El resultado que buscaban era unir a la oposición siria para que pudiera presentar un frente común en las próximas negociaciones con el gobierno, según lo determinado por las conversaciones de Viena, celebradas en noviembre.
La conferencia de Derik – denominada Congreso por una Siria Democrática – fue organizada por grupos kurdos sirios y sus aliados y congregó a más de un centenar de delegados en representación de los grupos religiosos y étnicos de todo el país, con un importante papel reservado a las mujeres y las organizaciones juveniles.
Fue la primera conferencia de paz de su tipo organizada en territorio controlado por la oposición dentro de Siria, un hecho que resalta su importancia. En contraste con la reunión de Riad, este fue un encuentro organizado por sirios y para sirios, no controlado por los intereses de poderosos aliados internacionales ni obstruido por las opiniones dogmáticas de algunos de sus participantes.
A Riad asistieron órganos políticos como la Coalición Nacional por las Fuerzas Sirias Revolucionarias y de la Oposición y el Comité Nacional de Coordinación para el Cambio Democrático, así como facciones rebeldes como Jaysh al Islam, el Frente Sur y Ahrar al Sham, un grupo salafista que combate en alianza con el Frente Al Nusra, vinculado a la red extremista Al Qaeda.
De manera reveladora, el diario estadounidense The New York Times informó que en la declaración final de la conferencia de Riad la palabra «democracia» fue excluida debido a las objeciones de los delegados islamistas, y en cambio fue reemplazada por «mecanismo democrático». En contraste, la resolución que presentó la reunión de Derik destacó el compromiso de los delegados con la democracia, el pluralismo social y la unidad nacional.
La misma confirmó la voluntad de los participantes «de conformar una constitución democrática que permita soluciones a la crisis siria a través de la discusión democrática y pacífica, el diálogo y las conversaciones... de celebrar elecciones libres y democráticas como lo requiere el proceso actual en Siria, y (de) asegurar la fe, la cultura y las identidades de todo el pueblo sirio».
En la conferencia de Derik también se creó la Asamblea Democrática Siria, que será la representación política de las recientemente formadas Fuerzas Democráticas Sirias (SDF). Las SDF son una coalición de facciones rebeldes dominada por los kurdos, que incluye a fuerzas árabes, siríacas, turcomanas y yezidíes.
En los últimos meses, las SDF resultaron ser el mayor enemigo del extremista Estado Islámico (EI), y el aliado más confiable de la coalición internacional que lucha contra esa organización.
Por este motivo, sorprende que ni las SDF ni ninguna otra organización kurda fueron invitadas a la conferencia de Riad. Dado que es una facción que controla una zona muy mayor a la que domina la Coalición Nacional - o la de cualquier otro grupo rebelde - y que tuvo una serie de victorias contra EI, es natural que tenga un lugar en cualquier plan futuro de la Siria posterior a Assad y a EI.
La ausencia de los kurdos en Riad tiene mucho que ver con la posición de Turquía en el conflicto sirio. Desde la perspectiva de Ankara, los kurdos en Siria suponen una amenaza mayor para su seguridad nacional que el radical EI. Turquía teme que el establecimiento de comunidades autónomas, o «cantones», en las partes kurdas del norte de Siria inspiren a su propia población kurda a buscar un objetivo similar.
El hecho de que el Partido de la Unión Democrática (PYD), que es el organismo político más poderoso de la región, sea una organización hermana del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que libra desde hace 35 años la insurgencia contra el Estado turco, solo arroja sal a la herida.
Al comentar sobre la conferencia de Riad, el copresidente del PYD, Saleh Moslem, afirmó que «no toma en cuenta la realidad política y militar actual en Siria y la región, ya que los actores y representantes más activos y dinámicos de la oposición siria real no fueron invitados. En estas circunstancias, dichas reuniones no tendrán seriedad alguna».
Antes incluso de comenzar, la alianza precaria formada en Riad ya estaba al borde del colapso. Ahrar al Sham amenazó con retirarse de las conversaciones, condenó la presencia de «fuerzas pro Assad» y consideró que la declaración final «no era lo suficientemente islámica».
La meta de reunir a las diferentes facciones de la oposición en una mesa, para explorar el terreno común y formar un frente unido contra Assad es noble. Por desgracia, está condenada al fracaso si la alianza se niega a reflejar la realidad, así como la voluntad del pueblo sirio.
Toda alianza que sea el mero resultado de elementos externos que defienden sus intereses con fines personales – ya se trate de fortalecer la posición de los aliados locales, obstruir los esfuerzos de la administración autónoma kurda o explorar las opciones de negociación con Assad con el fin de dedicar toda la energía a la destrucción de EI - será demasiado débil para resistir la prueba del tiempo, ni que hablar de la prueba de la guerra.
En este sentido, a pesar de la indiferencia internacional, la conferencia de Derik podría superar a la de Riad en términos de importancia. A pesar de la creciente participación de fuerzas externas en el ámbito diplomático, político y militar, toda solución real a la crisis en Siria debe comenzarla el pueblo sirio, y no un poder exterior.
El Congreso por una Siria Democrática demostró en Derik que no solo existe la voluntad de trabajar por la paz, sino que también hay una infraestructura, una plataforma, donde se dieron los primeros pasos cautelosos hacia un futuro en paz y un «sistema democrático alternativo con el objetivo del cambio».