El cierre de la frontera de Ventimiglia, entre Francia e Italia, solo duró cuatro horas pero ha hecho correr ríos de tinta. La comisaria de Interior, Cecilia Malmström, ha avalado la decisión del Gobierno francés este domingo de impedir el paso de trenes desde Italia para frenar la llegada de inmigrantes que ha posibilitado la decisión italiana de dar permisos temporales.
Según la comisaria, todo ha quedado explicado con una carta que han enviado a Bruselas las autoridades francesas diciendo que fue una respuesta temporal a un problema de orden público.
«Hemos recibido esta mañana una carta de las autoridades francesas que nos explican que se debió a una cuestión de orden público, que fue una interrupción temporal y única y que ahora el tráfico pasa normalmente», ha dicho la comisaria Malmström en rueda de prensa. Por esas razones Francia no habría vulnerado el código de fronteras del espacio Schengen.
Según la comisaria, el Ejecutivo de Bruselas sigue de «cerca» la situación y ha pedido a Francia e Italia que continúen en contacto y que dialoguen.
Para Malmström «lo que falta hoy en Europa es liderazgo y solidaridad» y ha continuado diciendo que la Comisión está dispuesta a presentar propuestas para una política de inmigración y asilo común que los Estados miembros deberían saber explicar en sus países.
Si la Comisión no ve problema en la actitud francesa tampoco la ve en la italiana. Entra dentro de su competencia dar permisos de trabajo temporales a los casi 20.000 inmigrantes tunecinos que han llegado a sus costas, no lo tienen tan claro Austria, Reino Unido, Polonia, Eslovaquia, y por supuesto Francia.
Europa, señala que los permisos no dan posibilidad de viajar a otros Estados de forma automática, es presiso que cumplan otros requisitos: un documento de viaje y dinero suficiente para mantenerse. La normativa del espacio Schengen impide controles fronterizos , aunque permite controles «no sistemáticos».