El pasado martes la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural (COMAGRI) del Parlamento Europeo (PE) rechazó la Propuesta de Reglamento del Parlamento Europeo y del Consejo relativo a la producción y comercialización de los materiales de reproducción vegetal en la que se viene trabajando desde mediados del año pasado.
Recordamos que a finales de enero hacía lo propio la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria (COMENVI). En ambos casos se esgrime que la propuesta ha sido incapaz de cumplir los objetivos para simplificar las normas y el fomento de la innovación, e incluso señalan que no se han abordado correctamente las cuestiones relativas a los recursos genéticos.
Tras el rechazo, la propuesta será examinada por el PE, previsiblemente el 12 de marzo. Si el pleno del PE sigue la recomendación de la COMAGRI de que rechace la propuesta, el Presidente del PE pedirá a la Comisión Europea (CE) que la retire y presente un nuevo texto.
La propuesta ha tenido el seguimiento de multitud de organizaciones europeas ligadas a la defensa de los derechos del agricultor a vender sus propias semillas y a la gestión dinámica de la biodiversidad cultivada y que han solicitado su rechazo en numerosas ocasiones, debido fundamentalmente a que la propuesta no era adecuada para proteger los derechos del agricultor a cultivar, vender e intercambiar sus propias semillas.
Recordamos que la propuesta forma parte de un paquete de medidas propuesta por la CE para reforzar la aplicación de las normas de salud y seguridad en el conjunto de la cadena agroalimentaria, las cuales deberían ser rechazadas por el PE para evitar la privatización del control público de las semillas y la imposición de barreras para la producción artesanal y a pequeña escala, tal y como ha denunciado estos días la Coordinadora Europea Vía Campesina, de la que COAG forma parte.
En lo relativo a la biodiversidad agrícola, desde la Red de Semillas y COAG se ha enviado esta misma semana al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA) un documento de trabajo y opinión relativo a las variedades locales y semillas libres en el que se demanda:
El respeto del derecho de los agricultores para utilizar, intercambiar y vender sus propias semillas. Este derecho debe quedar fuera del ámbito de aplicación de esta legislación. Los agricultores que hacen venta directa de semillas como complemento de su actividad deben estar exentos de las mismas exigencias que el resto de operadores.
Las microempresas artesanales que producen y comercializan semillas de variedades locales necesitan reglas adaptadas a su actividad, completamente diferente a la que realizan las grandes empresas de semillas de producciones deslocalizadas y distribución kilométrica.
Son necesarias reglas adaptadas para el registro de las variedades para la agricultura ecológica y para la agricultura de bajos insumos.
Los agricultores y consumidores deben tener la posibilidad de elegir los alimentos que consumen y las plantas que cultivan. Demandamos transparencia en los métodos de selección utilizados para generar las variedades y la propiedad intelectual que gestiona su uso. Esta información debe constar obligatoriamente en el etiquetado.