Si el Senado ratifica el plan europeo para Grecia, Francia habrá dado ejemplo a los socios comunitarios para acelerar la ratificación y poder poner así cuanto antes en práctica lo acordado: más préstamos multimillonarios para Atenas, aplazamiento de la deuda y reducción de tipos de interés, además de flexibilización del nuevo fondo de rescate, para que pueda comprar deuda pública.
Entre 2011 y 2014, la UE y el Fondo Monetario Internacional tendrán que poner 159.000 millones de euros y se cuenta con otros 50.000 millones que, de forma voluntaria, pondrían las entidades financieras.
La aprobación de la participación francesa en la operación ha sido un trámite previsto, pero con fondo político por medio. Solo la mayoría gubernamental de la Unión por un Movimiento Popular y los diputados del Nuevo Centro han votado a favor, mientras el principal partido de la oposición, el socialista, se ha abstenido. Dicen que no han votado en contra por solidaridad con Grecia, pero que tienen «serias dudas sobre si los mercados van a confiar en que el escenario diseñado (por los jefes de Estado y de gobierno de la UE el 21 de julio) es aplicable».
El parlamento francés ha aprobado además las primeras medidas del plan de ajuste anunciadas en agosto por Sarkozy para ahorrar mil millones de euros de los 12.000 previstos hasta el final de 2012.